¡Qué gusto teneros de nuevo por aquí, seguidores de Hanami Dango! Y más con el pedazo de post que se nos viene encima. Hoy hablaremos de El marido de mi hermano, un manga de Gengoroh Tagame (licenciado en España por Panini Cómics), tan cautivador que no solo fue galardonada con un premio Eisner en 2018, sino que es lo suficientemente inspiradora como para dar lugar a una serie de acción real. ¿Os gustaría saber sobre ambas obras bajo el mismo título? ¡Comenzamos!

Título: El marido de mi hermano (Otouto mo Otto)
Autor: Gengoroh Tagame
Traductor: Marc Bernabé
Editorial: Panini Cómics
Género: drama, comedia
Volúmenes y páginas: dos tomos de 360 páginas (originalmente cuatro tomos)
Precio: 15,95€ (cada tomo; historia completa 31,90€)
“Me llamo Mike Flanagan y soy de Canadá”
El mayor de los hermanos Origuchi, Yaichi, vive con su hija Kana en Japón y está divorciado; el menor, Ryoji, emigró a Canadá de joven, allí se instaló y casó con Mike Flanagan, natural del país… y murió un mes antes del comienzo de la historia. Ahora, su viudo llega a la casa familiar japonesa, donde la pequeña se encariña rápidamente a la vez que los prejuicios de su padre despiertan (y duermen para siempre más tarde).
Este manga de dos tomos, cuatro en la versión japonesa, nos cuenta una historia sin grandes aspavientos, ni en el qué ni en el cómo, ni en la narrativa ni en la forma. Pero eso no lo hace menos emotivo, al contrario: la cotidianidad y la naturalidad de personajes, situaciones y recursos ayuda a crear ese vínculo de identificación y esa ternura que nos inunda. Nos gustaría destacar que la decisión que ha tomado la editorial a la hora de juntar tomos nos parece muy adecuada, ya que.
La historia es prácticamente lineal, con menciones al pasado en forma de recuerdos o fotografías guardadas en una tablet. El marido de mi hermano es una historia de personajes, en lo que el eje central, lo que la hace avanzar, son sus acciones y sentimientos. La historia es el cómo la familia Origuchi se adapta a la llegada de un nuevo miembro político que, además, es extranjero.

Kana es la que mejor asume la presencia de Mike. Es su tío, porque se casó con el hermano de su padre (al que nunca conoció): eso es todo lo que ella necesita. Le encanta Mike. Le toma cariño enseguida y nunca quiere despegarse de él. Quiere enseñarle un montón de cosas que le encantan de su día a día (de Japón) y que Mike le hable de Canadá (de su día a día). Kana representa la naturalidad e inocencia de los niños; no le supone ningún problema que dos hombres se casen, le sorprende por no saberlo, pero lo interioriza tras los minutos iniciales de sorpresa y no vuelve a darle especial importancia.
Pero junto a los niños están los difíciles adultos… y ese es Yaichi. La espontaneidad y simpleza de Kana nos enamora, pero el personaje de Yaichi nos encanta. El mayor de los hermanos Origuchi no es un profundo homófobo que rechazase a su hermano al grito de «maricón». No. Yaichi es todos esos prejuicios menores, esas conductas interiorizadas… todo eso que, finalmente, conforma la bola que es la homofobia. Su arco de transformación, su deconstrucción, es bonito, natural y correcto. Yaichi supone gran parte de la carga emocional de la historia y el mensaje que deja es el legado fundamental de El marido de mi hermano.

El personaje de Mike, además de la subtrama de aprendizaje con Yaichi y la de amistad con Kana, añade el elemento del contraste cultural. No podríamos llamar choque a lo que sucede al juntar a estos japoneses con el hombre canadiense, porque lo que se produce no merece un nombre tan brusco, sino uno mucho más cálido: es una unión. Una mezcla de distintas tradiciones (y, sobre todo, gastronomías, la comida abunda en sus páginas) que diferencían, pero despiertan interés sin tener por qué dividir.
No nos extraña que algo tan dulce provenga de alguien como Mike, de una persona tan agradable y empática. Mike es ese tipo grandullón al que coges cariño enseguida, que se preocupa por no molestar, pero se muestra cerca; que busca ayudar en todo lo que puede a todo el mundo. Todos querríamos que fuese también nuestro tío.
El dibujo de El marido de mi hermano es muy limpio y gusta de los detalles, pero más aún de la cotidianidad. Los sucesos son cotidianos, así que el dibujo también lo es: viñetas de comida o en las que los personajes hablan sin diálogos (es decir, conversaciones sin importancia), cómo esperan, cómo se miran. Hasta cómo se toman fotografías. Detalles que quizás no sean tan importantes, que no añadan, pero sí aportan esa cercanía que sentimos al leer.


Como curiosidad sobre el dibujo del autor decir que, echándole un vistazo a otras obras suyas, encontramos grandes semejanzas a la hora de dibujar a los personajes. Semejanzas al nivel de encontrarnos a otros hombres muy parecidos a Yaichi, casi calcos. Eso podría ser algo negativo a la larga para el mangaka. ¡Que por cierto! Este es su trabajo más diferente, ya que Gengoroh Tagame es a menudo conocido por su gran participación del género bara, con gran presencia del BDSM. Muy diferente de esta obra tan familiar y reivindicativa, ¿no?
Este manga no solo visibiliza al Colectivo LGTB a través de su historia, sino que, entre unos capítulos y otros, se cuelan a veces explicaciones, como el origen de las marchas del Orgullo o el concepto salir del armario. Aun siendo muy buena idea, algunas podrían ser incluso mejores: por ejemplo, en un apartado sobre banderas, no se hace mención a la de la comunidad lésbica o a la de la bisexual, importantes y constantemente invisibilizadas, mientras que sí otras asociadas a gustos (como el uso del cuero); tiende a mencionarse solo a la comunidad gay (Orgullo gay en lugar de Orgullo LGTB).

Además de lo anterior, lo único negativo que podemos señalar de El marido de mi hermano es algo que poco tiene que ver con la obra, sino con la versión que nos ha llegado: las erratas. Hemos podido encontrar algunas incorrecciones ortográficas y un par de bocadillos en blanco. No suponen grandes complicaciones en su lectura, pero nos ha sorprendido su presencia, que no se hubieran solventado, que se pasaran por alto.
Hay algo que le pedimos al autor… y eso es una continuación. ¡Nos encantaría ver la historia inversa: los Origuchi yendo a Canadá!
LO MEJOR DE EL MARIDO DE MI HERMANO: su emotividad y el personaje de Yaichi
LO PEOR DE EL MARIDO DE MI HERMANO: podrían haberse aprovechado aún más las páginas intermedias.
¿Pero aquí termina el post de hoy? ¡¡No!! ¡El marido de mi hermano tiene una serie de acción real! Y aunque este tipo de ficciones derivadas del manga/anime no suelan ser muy queridas, nosotros le hemos dado una oportunidad ¡y tenemos que haceros saber nuestra opinión sobre ella!
Esta adaptación consta de tan solo tres capítulos y se estrenó en 2018 bajo la dirección de Yukihiro Toda y Teruyuki Yoshida. La duración exacta de sus episodios es de cuarenta y nueve minutos pero clavaos, eh, ni más ni menos y lo cierto es… que son bastante buenos.
A lo largo de la serie tienen lugar los mismos acontecimientos que en el manga, en ocasiones, hasta con los mismísimos diálogos; esto último, a enamorados de su manga como nosotros, hace mucha ilusión, suma puntos. Gustar a los fans previos es una victoria asegurada si tiras de algo así, ya que juegas con golpear al cariño anterior, a la nostalgia. De esta forma, consiguen convencer a la audiencia más compleja: la lectora insatisfecha con que se adapte de forma incorrecta aquello que le gustó.


Encontramos en ella algunos añadidos (como que nunca mencionaron por qué murió Ryoji y aquí sí) y otras omisiones (en el manga Mike tiene dos escenas con un amigo de Kana y en la serie solo una), pero eso no es lo más importante. Lo importante de verdad es que hay cambios en las reflexiones interiores de Yaichi. No son iguales (ya la primera escena, con un sueño, es diferente), algunos no tienen la misma profundidad o no nos despiertan tantas emociones. Pero es que tampoco plantean la relación pasada de Ryoji y Yaichi de la misma manera; hay algunas diferencias entre cómo son estos hermanos juntos. Y aunque la serie no lo hace mal, nos quedamos con el manga.
¿Sabéis qué es exactamente igual de lindo en ambas? Exacto, Kana. Era aparecer en pantalla y morirnos de ternura. No se puede ser más bonita y graciosa que ella. Y aunque ella pueda ser la más carismática, todos los actores encarnan a la perfección sus papeles, son muy expresivos y nos trasladan maravillosamente a las personas que actúan y sienten tras sus interpretaciones.
Con sus más y sus menos, con sus semejanzas y sus diferencias, la serie basada en El marido de mi hermano es una buena opción para aquellos que prefieran la ficción en sus pantallas que en páginas llenas de viñetas, ya que su tono, sus personajes y su mensaje continúan siendo fantásticos; para los fanáticos de la obra de Gengoroh Tagame, será un regreso diferente, y lleno de nostalgia, a esta tierna familia. Lo que quiere enseñar es muy necesario, así que nos da igual cómo le déis la oportunidad a esta espectacular historia, ¡siempre y cuando no os la perdáis!
¿DÓNDE ACIERTA EL MARIDO DE MI HERMANO (LIVE ACTION)? En la elección de actores (con brillantes interpretaciones) y en apostar por diálogos que nos recuerden al manga.
¿DÓNDE FLAQUEA EL MARIDO DE MI HERMANO (LIVE ACTION)? En los cambios entre Ryoji y Yaichi, pasando factura al arco de transformación de este último.

Ahora sí, ponemos fin al post de hoy. ¿Qué os ha parecido? ¿Conocíais ya esta obra? Como habéis podido ver, ¡a nosotros nos encanta! ¿Sabéis que también se va a hacer una película de acción real de One Punch Man? ¡Podéis contarnos qué opinión os sugiere este tipo de adaptaciones en los comentarios! ¡Y no olvidéis que tenemos una newsletter, para que no os perdáis nada de lo que publiquemos! ¡Nos leemos en otra ocasión, seguidores de Hanami Dango!