Yahari Ore no Seishun Love Come wa Machigatteiru u Oregairu es uno de los principales reclamos para esta temporada de verano 2020 tan atípica que ya está llegando a su fin. Estamos muy cerquita de acabar esta tercera y definitiva temporada de un anime que nos ha tenido enganchados a las desventuras de Hachiman, Yuki y Yui durante más de siete largos años.
Un tiempo que no solo afecta a la parte relativa al anime sino también a nosotros como espectadores. Nuestra situación seguramente no es la misma que cuando su primera temporada estaba en emisión, y es más que probable que nuestra concepción sobre su trama, personajes y demás haya cambiado mucho respecto a aquellos primeros episodios. Porque Oregairu no es el típico shojo o comedia romántica que se queda atascada en el triángulo amoroso a la espera de la dolora e inevitable decisión final. Trasciende más allá del amor y nos muestra a unos protagonistas tremendamente humanos que han servido de inspiración para muchas otras obras del género.

Al final, como nosotros, han madurado, sufrido y experimentado situaciones que los han hecho cambiar como personas, no solo en personalidad sino también respecto a su concepción de los demás. Por eso creemos que es el momento perfecto para rendir homenaje en cierto modo y presentar de forma individual la evolución de cada uno de estos tres maravillosos protagonistas que tan buenos momentos nos han brindado a lo largo de todo un año de preparatoria y que a algunos nos ha marcado de por vida.
HACHIMAN

Hachiman es el prototipo perfecto de chico antisocial, desagradable y egoísta a simple vista. Un lobo solitario con el que una gran mayoría de personas puede llegar a sentirse identificada en algún momento de sus vidas. Incluso muchos lo sitúan como un protagonista perfecto en su miseria. Es curiosa su repercusión, y en definitiva todo lo que lo identifica con una personalidad tan única.
En los primeros capítulos, al contrario de lo que pueda parecer, no se nos plantea como una persona introvertida ni mucho menos. Hachiman no tiene ningún problema cuando tiene que, digamos, debatir o entrar en disputa por defender sus pensamientos con su característico sarcasmo. Simplemente es una persona que ha perdido la confianza no en uno mismo, sino en poder ser aceptado por los demás. Aunque se nos ponga el contexto de que esto es debido a varios rechazos amorosos que sufrió en una edad temprana, pensamos que es simplemente una excusa que ha utilizado para ponerse una coraza frente a los demás. No se siente seguro mostrándose a los demás ni permitiendo que entren en su vida, algo de lo que precisamente es muy fácil entrar y en cierto modo demasiado complicado salir.
En su segunda temporada es donde más se profundiza en el personaje de Hachiman y la forma que tiene de relacionarse con los demás. A través de su tradicional modus operandi con los problemas de sus compañeros, empezamos a darnos cuenta de que algo no está funcionando como debería. ¿Qué es lo que está sucediendo? ¿Por qué sus propias compañeras del club le dicen que no está actuando de forma correcta? Precisamente, esa coraza que le impide comprender lo que está pasando es lo que más daño hace a la gente de su alrededor. Es aquí donde reside la grandeza de Oregairu: a través de su personaje nos damos cuenta de que esta historia no trata solamente de buscar a tu media naranja en la adolescencia, también nos muestra como en cualquier momento de nuestra vida habrá personas interesadas en nosotros, con ganas de conocernos y de aguantarnos en nuestros buenos y malos momentos. No es conveniencia, es amistad.
De esta manera nos encontramos ante este esperado desenlace en el que por fin Hachiman se ha dado cuenta de que tiene ante sí aquella experiencia genuina que tanto anhelaba. La decisión de a qué chica escoge queda en un segundo plano ante la verdadera realidad: esta simplemente es un paso más para sincerarse consigo mismo, lo que verdaderamente importa es que de nuevo puede volver a confiar en las personas que le quieren.
YUKINON

Yukinon es esa chica perfecta con una belleza e inteligencia naturales. Desgraciadamente le han provocado un gran rechazo por la mayoría de sus compañeras en los cursos pasados. Debido a esto, se ha conformado como una persona solitaria que no necesita del contacto con otros para sentirse a gusto y realizada, adquiriendo algunos hábitos que incluso podrían llegar a calificarla como una persona prepotente. Algo curioso acorde con la personalidad que muestra es que directamente desprecia lo que la gente corriente califica como «amigos». Ella no cree en ese tipo de relaciones de amistad e incluso solo las ve como una pérdida de tiempo frente a las cosas que realmente importan. Volvemos a encontrar el punto que hace tan especial el mensaje de Oregairu: no estamos ante una comedia romántica, sino ante el intento desesperado de una adolescente como Yukinon de poder comprender que hay personas que quieren relacionarse con ella sin importar las apariencias.
Este personaje es sobre el que se centra todo el debate sobre si la amistad es simplemente una cuestión de conveniencia, algo que resulta muy interesante, ya que seguramente muchos hemos pensado en esto con experiencias propias. Yukinon solamente cree en la misión del Club de Voluntariado, ayudar a sus semejantes como un simple acto de bondad, no piensa que se puedan entablar verdaderas relaciones de amistad. Lo curioso es que partimos del personaje más duro y reacio a este tipo de relaciones y conforme vamos progresando en la trama, acaba siendo uno de los más vulnerables.
Debido a su situación familiar y vivencias en el pasado, no quiere acabar convirtiéndose en una persona débil o dependiente de los demás, ese es uno de sus mayores temores. Por eso continuamente en los últimos compases está constantemente rechazando la ayuda de sus amigos, quiere demostrar que está en un plano de igualdad, que mantiene esa fuerza.
Hasta que poco a poco va dándose cuenta de que cuando Hachiman o Yui la quieren ayudar, consolar o simplemente escuchar, no lo hacen por conveniencia o por pena, ni mucho menos, simplemente lo hacen porque la quieren y se preocupan por ella, porque es su amiga.
YUI

Yui es probablemente el personaje más entrañable de esta querida historia, la chica simpática, alegre y extrovertida que activa a todas las personas de su alrededor. Todo esto parece muy positivo e incluso parece perfecta, ¿verdad? Sin embargo, pronto nos damos cuenta de que no luce sus virtudes de una manera natural y positiva, sino más bien lo contrario, lo hace para ganarse la aceptación de la gente. A diferencia de sus otros dos compañeros, ella posee unas inseguridades que no es capaz de gestionar por sí sola, y piensa que tener alrededor a mucha gente es tener amigos. De esta manera, parece que ya tiene un escudo frente a su mayor miedo, la soledad.
Es mucho más sentimental o temperamental que Hachiman o Yukinon, por lo que es el modelo perfecto para representar la idea de la soledad. Vemos que no es necesario presentar a lo que conocemos popularmente como un personaje “emo” para decirle al espectador que una persona se encuentra sola. Hasta la más alegre y feliz en apariencia puede vivir esta sensación que es lo más habitual del mundo, a pesar de que su objetivo principal sea precisamente defender esa falsa felicidad.
La evolución de Yui resulta muy visual y fácil de apreciar en la manera que interactúa en su día a día con sus compañeros del Club de Voluntariado. Al principio, por ejemplo, era reacia a mostrarse en público junto con Hikki y lo esperaba fuera de clase para ir a las actividades del club, incluso se hablaban a través del móvil. Estos pequeños detalles van formando una rutina entre ambos que poco a poco se va corrigiendo y la propia Yui es la que se acerca a él para decirle que le hable en clase sin ningún tipo de problema; ya no le importa lo que piensen los demás, se da cuenta de que hay una verdadera amistad. Una representación muy clara y bonita de que lo fundamental ante todo es alcanzar nuestra propia felicidad, aquella que anhelamos de todo corazón, derribando muros y pudiendo ser nosotros mismos.
Lo mismo ocurre en su relación con Yukinon, gestos tan nimios como los comentados, sencillos en la teoría pero tremendamente difíciles de aplicar en la práctica para muchos adolescentes, hacen que Yui sea uno de los personajes que más ha madurado a lo largo de todo el año. Empieza a abrirse con Yukinon sobre los temas realmente importantes, se emociona, llora, ríe y está en los buenos y malos momentos. La conclusión de este triángulo solamente es la prueba final para demostrarle a Yui que ha sido capaz de aceptar la soledad como algo natural y darse cuenta de que no ha obtenido un amor no correspondido, ha ganado dos compañeros de viaje para toda la vida.
Tres protagonistas que sin duda nos han enseñado mucho a través de su evolución y que no quedarán en el olvido. Paciencia, solo tenemos que esperar un poco más para conocer el tan esperado desenlace para Hachiman, Yuki y Yukinon. ¿Serán capaces de olvidar sus viejas costumbres y encontrar el significado de su amistad?
*¡Actualización del post tras el episodio final!*
¡Yahallo! Por fin tenemos con nosotros el esperado desenlace que sin duda no ha dejado indiferente a nadie. Antes de profundizar en más detalles sobre lo que nos ha ofrecido este episodio final, solamente tenemos que decir que nos ha encantado. Un final que sin duda ha sabido estar a la altura del largo recorrido del anime y que ha sabido medir los tiempos a la perfección y ofrecer al espectador una conclusión redonda en casi todos sus aspectos. Momentos de emoción, de comedia, de llorar, de nostalgia… En definitiva Oregairu en estado puro.
Esta tercera temporada ha dejado de lado a sus personajes secundarios para centrarse en el desarrollo de nuestros tres protagonistas. Una decisión que puede ser un tanto atrevida al dotar al anime de un toque mucho más dramático al dejar en un segundo plano a la comedia que abundaba más en la primera temporada. Sin embargo, en este episodio final todo lo sembrado ha dado sus frutos y cada uno de los diferentes personajes han recibido en mayor o menor medida un final a la altura.
Dando su propio espacio a personajes tan ilustres como la profesora Hiratsuka, donde en tan solo un sencillo baile de menos de un minuto se ha resumido y expresado una cantidad asombrosa de sentimientos. Casos como este hemos tenido muchos en el día de hoy como la famosa frase de Iroha, la cual ha cambiado por completo respecto a la primera vez que habló con Hachiman, ahora incluso estaría dispuesta a salir con él, quién lo iba a decir hace unos años. Pequeños momentos cómicos que nos vuelven a recalcar la grandeza de Oregairu, como todos los personajes presentados tienen su importancia y una evolución personal, ninguno está puesto como simple reclamo o de adorno.
Muchos estaremos de acuerdo en que la relación entre Hachiman y Yuki, y cómo lo han acabado haciendo «oficial», es cuanto menos peculiar. Al final ambos han sabido tener confianza el uno en el otro y empezar a compartir tiempo juntos, aceptar los sentimientos que tienen y en definitiva a darse cuenta de que se quieren cuidar el uno al otro.
Sin embargo, sí que nos ha dejado un sabor un tanto amargo que todavía no hayan sido capaces de desligar la relación de su situación con el club de servicio. Esto hace que el final dado a Yui pueda parecer un tanto frío al dar la sensación de que se encuentran en un bucle y de que todavía no están preparados para aceptar su relación de amistad. Pero como caracteriza a Oregairu, los eventos no suceden con rapidez, tienen su propio tempo y es la primera vez que reconoce la realidad que hay ante ella de manera pública. Que Hachiman y Yukinon estén enamorados y como pareja, no impide que puedan seguir siendo amigos. A pesar de los sentimientos no correspondidos de Yui, eso no hace que los abandone.
Al final, cada uno tendremos nuestra visión del final perfecto como sucede siempre en los animes de este género. De hecho, ha resultado muy complicado después de tantos años llegar libre de spoilers a este punto, pero creemos que gustos aparte, todos hemos disfrutado y aprendido valiosas lecciones de vida con Oregairu. Algunos habrán empezado a seguirla hace un par de semanas y otros puede que hayan estado sufriendo desde aquella temporada de primavera de 2013, pero independientemente de esto, está claro que se habrá hecho un hueco en todos nuestros corazones. Porque al final no nos podemos engañar, todo esto ha sido una típica comedia romántica, que como sospechábamos, ha resultado ser una obra maestra.

¿Os ha gustado esta crítica final a Oregairu sobre sus protagonistas? Por último, si os habéis quedado con ganas de más, os recomendamos el siguiente post: Oregairu y el reflejo de la sociedad ficticia en la que vivimos.
[…] Oregairu: el largo camino hasta el final, la consecución de lo… […]
[…] Oregairu: el largo camino hasta el final, la consecución de lo… […]
[…] Oregairu: el largo camino hasta el final, la consecución de lo… […]
Muchas gracias por esta crítica hermano, es lo mejor que he leído en mucho tiempo, has sabido resumir a la perfección lo que la gran mayoría hemos sentido al ver esta serie. Gracias de corazón.