¡Siempre es un placer encontrarnos, seguidores de Hanami Dango! ¿Recordáis que cuando os hablamos de la novela Ataque a los titanes. The Harsh Mistress of the City lo hicimos sin spoilers y os prometimos destriparla en una reseña? Pues ha llegado el momento: si queréis saberlo todo sobre esta nueva incursión en el universo creado por Hajime Isayama, seguid leyendo.
*Os recomendamos echarle un vistazo al post anterior si todavía no lo habéis hecho, puesto que aquí vamos a meternos en materia desde el principio. Sin responder de manera breve a la pregunta «¿de qué va?», directamente vamos a hablaros de la novela en profundidad (y siguiendo el orden en el que esta está contada, capítulo a capítulo).

Título: Ataque a los titanes. The Harsh Mistress of the City.
Autor: Ryo Kawakami.
Traducción: Elena Díez.
Editorial: Norma Editorial.
Páginas: 294 páginas.
Precio: 26,00€
PRÓLOGO
Si bien es cierto que un prólogo es la primera toma de contacto con una historia, el de esta novela deja algo claro: es un fanfiction de la franquicia Shingeki no Kyojin. Y no solo por algo tan evidente como que coge la ambientación creada por Isayama para su desarrollo, sino que, como ya os contamos en el post anterior, da por sentado que el lector conoce dicho mundo. Así, no se para ni un segundo a explicar aspectos como el sistema de murallas en el que está dividida la sociedad o qué es el equipo de maniobras tridimensionales. Porque el lector objetivo de Ataque a los titanes. The Harsh Mistress of the City ya conoce todo eso. Porque el lector objetivo es fan del universo al que se está acercando.
¿Qué nos encontramos en el prólogo, en el que vamos a detenernos poco? El estallido del caos. Los titanes acaban de irrumpir el muro Maria y los habitantes de Quinta necesitan huir de allí lo más rápido posible. Se nos presenta a Rita como la protagonista, como una de esos soldados encargados de evacuar al mayor número de personas posibles. Y también se nos mete de lleno en el tono, que no difiere del de su ficción madre: recrearse en lo macabro.
Sí, hablamos de la muerte de Wilco, el compañero de Rita. Que no tiene una muerte que signifique nada. Es un accidente. Pero eso es justo lo que pretende: mostrar la violencia como algo natural y frecuente, que no tiene por qué venir de ninguna justificación o ser sinónimo de un gran heroísmo.
CAPÍTULO 1
Por los primeros capítulos vamos a pasar un poco de puntillas en comparación con los últimos (son solo cinco en total), y no solo porque sean mucho más cortos, sino también por la diferencia de acontecimientos que hay en ellos. Sí, también pasan cosas. Sí, marcan el camino a seguir de la historia. Pero no tienen nada que ver con el no parar de los siguientes.
En este en concreto, nos adentramos en el punto de vista de Mathias, dejando a un lado la situación presente de Rita, sus padres o Quinta en general. Lo que vemos son atisbos del pasado común. Conocemos a Mathias, conocemos cómo se conocen ambos, por ser el hijo del presidente de la Asociación de Comercio y la hija del boticario. Y lo más importante… vemos que está enamorado de ella.
Tanto como para, llevado por la incertidumbre de cómo estará Rita en Quinta (él ya ha sido evacuado), en cuanto se entera de que están reuniendo a voluntarios para partir al muro María, él intenta presentarse. Sin embargo, todo queda en eso, un intento, pues no tarda en descubrir que en todas partes tienen la orden de no aceptarlo: su padre ha supuesto sus intenciones y le ha adelantado por la derecha gracias a su influencia y contactos.
CAPÍTULO 2
En este segundo capítulo, Ataque a los titanes. The Harsh Mistress of the City termina de asentar tanto el estilo narrativo como el de su lenguaje. Regresa a, como ya mencionábamos en el prólogo, profundizar en lo cruel más físico, en las vísceras y en la sangre, todo ello con frases sencillas y párrafos cortos. En esta novela no esperéis florituras de ningún tipo.
Y es que aquí vamos con Rita y los demás, que están intentando parar los disturbios y saqueos que se han desatado en Quinta a raíz del caos en las tiendas y casas vacías. Porque, por supuesto, como buen mundo apocalíptico que se precie, aquí la humanidad también deja ver lo peor de sí ante una situación límite. Además, conocemos que ahora es Rita la que manda, puesto que no queda en el distrito ningún superior del ejército o gobernador de la ciudad (porque han muerto o han huido) y también asistimos a la conversación en la que se lo comunica a sus padres; visto con perspectiva, esto es solo una forma de remarcarnos la buena relación que tienen antes de lo que se viene, una anticipación. Bueno, claro, y conocemos a Amanda, una compañera de Rita más bien borde, con mayores capacidades para liderar… pero con menor confianza de los demás por dicho mal carácter.
Mientras tanto, Mathias va a un barrio con fama de chungo en busca de algún soldado corrupto que pueda ayudarlo en su objetivo de llegar hasta Quinta. Allí conoce a los Gloriosos Forajidos (un grupito de gente chunga, encabezados por Bertha, quien perteneciera a la Policía Militar) y llegan a un acuerdo de colaboración: ellos le llevan a Quinta y él les lleva hasta el tesoro de su padre, una habitación de su casa allí en la que guarda su colección de arte.
Entonces, asistimos a un sueño de Rita. Un sueño con un hombre abrazado a una caja. Un sueño en el que ese hombre no responde a sus llamadas y en el que ve un extraño frasco en el suelo. Solo comprenderemos esta escena al volver a ella tras leer el cuarto capítulo de la novela: porque este sueño recurrente no es más que el trauma, es ella de niña descubriendo a su padre tras haberse suicidado.
CAPÍTULO 3
Con la partida de los Gloriosos Forajidos a Quinta, esta novela peca un poco de pasarse de optimista, lo que, como fan de Shingeki, le quita realismo o, más concretamente, coherencia con respecto a la obra y su universo. Porque todo les sale bien, porque llegan al destino sin grandes dramas. Demasiado bonito, en nuestra opinión.
Pero, tranquilos, que el capítulo no termina ahí y el conflicto estará servido. Aunque habrá que esperar un poquito, pues Rita está ocupada mediando en una discusión entre dos hermanas por sus posesiones, lo que saca a relucir una vez más lo peor de las personas en los peores momentos: hasta dos hermanas, una familia, están dispuestas a lo que sea por poder.
Y no son las únicas. Después de todo, ¿no estamos siguiendo a unos tipos dispuestos a jugarse la vida por ir a robar lo que han dejado atrás los refugiados y fallecidos? Es con ellos cuando confluyen ambas tramas: porque Mathías y los demás llegan a entrar a su casa… y es allí donde por error mata a Duccio, el compañero de Rita. Por supuesto, este es también el instante en el que ellos se reencuentran tras lo sucedido, con el joven soldado tirado ya en el suelo tras el disparo de Mathías.
CAPÍTULO 4
Han pasado seis meses desde la escena anterior y Rita es ahora una comandante en funciones mucho más dura por lo ocurrido con Duccio: poco después de aquello Amanda y ella capturaron un titán de cinco metros y lo utilizan en la plaza como «símbolo del orden». Es decir, dejan que se coma a los condenados a muerte… entre ellos su padre adoptivo. Porque aquí descubrimos unas cuantas cosas robadas por la elipsis.
Resulta que el boticario no es su padre biológico y, no sabemos por qué, se siente traicionada por él (parece relacionado con el hecho de que vendía venenos a quien quisiera suicidarse). También vemos que Rita no perdona a Mathias lo de Duccio, algo relativamente esperable: sí fue un accidente, pero es el típico malentendido en narrativas así en la ficción.
En otra escena, nos enfrentamos a la introducción de un nuevo personaje, Gabriele, que dice venir de fuera, de vagar por María. Y su llegada es la excusa perfecta para poner al día al lector: Rita ha instaurado en Quinta la Cosecha Nocturna, en la que obliga a salir a ciudadanos por turnos durante la noche para recolectar, pues están quedándose sin reservas y por la noche es más seguro, aunque siga habiendo riesgos. Klaus, unos de los Gloriosos Forajidos a los que conocimos antes, es no solo el que le informa de todo esto, sino que también le anima a colarse junta a él en la ciudad fingiendo ser otra persona. Fingiendo ser uno de los que aprovechan la Cosecha Nocturna para escapar…de lo que Gabriele intuye que hay quienes reniegan del terror de Rita. Una vez dentro de Quinta, Klaus le conduce a una librería y allí vemos que quien lidera toda esta resistencia es Mathias.
La siguiente escena es un flashback a la noche del funeral de la madre de Mathias cuando Rita le contó la verdad sobre sus padres biológicos: su madre pertenecía al Cuerpo de Exploración y murió y su padre se suicidó con uno de los venenos de su padre adoptivo, quien no sabía de la existencia de Rita. Al enterarse, se arrepintió y juró no volver a hacer más venenos como ese; Rita dice abiertamente que no odia a su padre adoptivo, pero sí muestra rencor hacia su padre por abandonarla suicidándose.

Mathias y los demás forajidos siguen poniendo al día de la situación a Gabriele —quien no puede darles ninguna información sobre el exterior por no tener ni idea (si es que el chaval está vivo de milagro… ¿meses campando por el muro María?)—: su objetivo es acabar con el gobierno del terror y tiranía de Rita, del que, además, Mathias se culpa. Así, también está en sus planes recuperar a Bertha, pues el cabecilla de los forajidos ha sido capturado por Rita. Ah, bueno, y también vemos que Amanda pertenece a la resistencia en secreto.
Pero regresemos a la culpa de Mathias. ¿De verdad le pertenece toda la responsabilidad? En realidad, descubrimos en la siguiente escena que, pocos días después de la muerte de Duccio, se fraguó el cambio en Rita: su madre adoptiva se vio implicada en un robo y secuestro en un café-panadería y, casi inconscientemente, mató al atracador para alejarlo de la rehén. Pero con mucha violencia. Es ahí cuando ella notó que, hasta ese instante, sus subordinados no la tomaban en serio… y que el miedo es necesario para controlar a la población.
Porque ese es el gran tema de Ataque a los titanes. The Harsh Mistress of the City, el mantenimiento del poder, el restablecimiento del orden, el miedo como forma de gobierno. Muy Shingeki, realmente.
Ahora, vemos que Mathias acude con Nikki —otra de los Gloriosos Forajidos, sí, aquí hay mucho personaje que sale pero no hace— a la casa de la madre de Rita, Dori, que, aunque ensimismada, parece estar al día de la situación por los rumores de las vecinas. El chico le cuenta abiertamente el querer ir contra Rita incluso con violencia, aunque aún tiene dudas, y Dori lo entiende. Hasta la mujer que la crió comprende que hay que pararla como sea.
Y en la resistencia tienen un plan para la Cosecha Nocturna, para reunirse con Bertha: Mathias y Gabriele pasarán la noche en la grieta de un peñasco que el extranjero encontró para, cuando hagan salir a Bertha al día siguiente, entregarle un equipo de maniobras tridimensionales. Todo va bien, pasan el día y ya es la noche siguiente, pero al salir se topan con un titán.
Mathias y Gabriele intentan huir del titán —Mathias incluso se atreve a usar un arma contra él; aún se siente culpable por lo de Duccio—, pero al final tiene que optar por lanzarse al río. Sin embargo, el titán nada tras él y quien le salva de su agarre cuando ya ha conseguido atraparlo no es otro que Bertha. Cuando se reúnen los tres, no son capaces de quitarle a Bertha las esposas, lo que le obliga a colocarse el equipo completo en la pierna izquierda; esto demuestra sus increíbles capacidades como soldado y se suman al hecho de haber podido enfrentarse a un titán de tal guisa. Bertha les lleva hasta una casa abandonada que ha convertido en refugio en sus Cosechas Nocturnas y allí les cuenta que, en dichas sesiones en la oscuridad, solo se dedica a vaguear. Ya nada le importa.
Entonces, Mathias y Gabriele le confiesan el verdadero motivo por el que querían encontrarse con él y darle el equipo de maniobras: quieren que mate al titán de la plaza, al símbolo de control y terror… y Bertha acepta.
CAPÍTULO 5
Tras un denso capítulo 4, el quinto y último comienza dejándonos caer que Rita ha sufrido varios intentos de asesinato, por lo que cuenta ya con alguien que pruebe su comida primero… y en estas está cuando aparece uno de sus soldados para contarle que uno de los ha confesado ser un soplón con la resistencia. Rita ordena que lo lleven hasta ella y menciona el nombre de Mathias, lo que hace que, presa del dolor que le produce que su amigo de la infancia quiera que vuelva la «Rita bondadosa», Rita se despiste durante unos segundos y Eugen, el malherido soldado interrogado, se zafe de los otros soldados y salte sobre ella. Pero Amanda aparece y la libra de él clavándole un gancho del equipo de maniobras. Aunque tras tal defensa, la soldado habla sin tapujos de no compartir las opiniones de control de Rita y esta se lo reprocha, pero le dan aviso de algo mayor: hay intrusos en el muro.
El trío formado por Mathias, Bertha y Gabriele consigue regresar al interior de Quinta sobrevolando el muro con el equipo de maniobras, no sin contratiempos —Gabriele recibe un disparo en el hombro, por ejemplo—, y cuando sus pies tocan el suelo se separan, planeando volver a verse en la librería. Es ahora cuando Mathias se topa con unos soldados, pero, de nuevo, Amanda los deja inconscientes antes de que ocurra nada y propone al chico ir por el acuífero subterráneo para huir de la vigilancia.
Y es allí donde se topan con Rita. Y es allí donde Mathias comprende que a Rita no la ha vuelto autoritaria que él matase a Duccio, sino que él cometiese el acto egoísta de ir a salvarla, porque no soporta el poner en primer lugar los deseos personales desde el suicido de su padre biológico. Y es allí donde Mathias deja a las chicas peleando con sus equipos y donde los dos amigos de la infancia aseguran que atraparán al otro.
Mathias regresa a los callejones de Quinta, llega hasta la librería y avisa al resto de lo ocurrido con Amanda. El grupo habla sobre su preocupación por ella y sobre la necesidad de que Bertha mate ya al titán de la plaza y, justo entonces, llega Nikki: acaba de escuchar que van a lanzar a Amanda al titán por la tarde. Bertha considera que entonces ese será el mejor momento para hacerlo, pues la ejecución contará con público y sería más fácil propiciar el alzamiento contra el gobierno de Rita. Así, el plan que piensan llevar a cabo es situarse en una posición que permita a Bertha lanzarse sobre el titán en cuanto aparezca Rita frente a la multitud y que el resto de la resistencia ataque a los soldados; si todo saliese bien, Mathias tomaría la palabra y apelaría al pueblo de Quinta a alzarse. Pero nunca llegamos a ver si el plan funciona o no por no ponerse en marcha.

De pronto, Bertha cae al suelo presa de unas convulsiones, la resistencia empieza a ser detenida por toda la plaza y Gabriele se quita la careta. No estuvo medio año sobreviviendo fuera de los muros: es un oficial enviado desde Fuerth, un distrito del muro Rose, para comprobar la situación de Quinta tras la llegada de Jarratt; sí, Jarratt también es de los Gloriosos Forajidos, en cierto momento se comentó que partió de Quinta para avisar de lo ocurrido, pero que nunca regresó. En Fuerth también escasean los alimentos, por lo que acoger a más refugiados de Quinta sería inasumible. Por ese motivo, Gabriele delató los planes de Mathias y compañía y llegó a un acuerdo con Rita; al fin y al cabo, sus intereses eran los mismos: que nadie escape de Quinta.
Ahora bien, un inesperado «aliado» aparece cuando un soldado ya está leyendo los delitos de Mathias, paso previo a ser ejecutado… un titán sobre el muro de Quinta. Y tras él, aparecen más, que atacan a los soldados sobre la muralla y que se lanzan al interior de la ciudad. Así, la aparición inesperada de los titanes no solo ayuda a Mathias en no ser ejecutado, sino también en detener el régimen de Rita, pues la chica no tarda en ordenar que todos sean evacuados de Quinta a la mayor velocidad posible y sin escuchar las quejas de Gabriele. Además, acepta la ayuda de Mathias y los demás, anteponiendo a los habitantes de Quinta frente a todo.
Y Rita presencia un episodio muy similar al que ya vivió meses atrás, solo que con ella a la cabeza. Con más y más titanes amenazando a Quinta, no queda otro remedio que luchar contra ellos al mismo tiempo que se preparan carromatos con los que evacuar al máximo número de personas. La comandante en funciones, confiando en que Gabriele no podrá ser capaz de dejar a su suerte a unos niños, le pide que sea el guía que encabeza la marcha. Después de todo, es un oficial y el hijo de un hombre influyente de Fuerth, por lo que es más posible que le escuchen cuando lleguen. Él mantiene la postura de que se negarán a acogerlos… pero Rita le recuerda que ya aceptaron refugiados de Quinta y, dichos refugiados, podrían protagonizar revueltas en las calles al no brindarles ayuda a sus iguales. Gabrielle termina aceptando.
Las puertas se abren.
EPÍLOGO
Una vez todos los civiles están fuera de Quinta, los soldados cierran de nuevo las puertas —para evitar que los titanes que quedan dentro puedan ir tras ellos— y utilizan el equipo de maniobras tridimensionales para abandonar también la ciudad. Con los supervivientes del otro lado de la muralla, el plan a seguir es esconderse todos en los árboles en lo alto de los árboles durante el día y poder continuar de noche hasta Fuerth.
Es entonces, y solo entonces, inmersos en la tarea de subir a los árboles, cuando Mathias y Rita hablan por fin. Ella reconoce que una parte de sí misma no puede perdonarle por lo de Duccio, pero no le guarda completo rencor, porque fue un accidente y ahora les ha ayudado. Él le pregunta qué va a pasar ahora y ambos hablan sobre que serán juzgados: ella por lo sucedido en Quinta, él por unirse a unos forajidos para llegar hasta allí. Rita menciona la posibilidad de que puedan castigarla con la pena de muerte, pero reconoce su deseo de querer seguir ayudando como soldado si eso no llegase a ocurrir y se lo permitieran. Asimismo, Mathias confiesa querer hablar en nombre de los evacuados cuando lleguen a Fuerth, ser quien negocie.
El libro termina sin que sepamos cómo termina su historia, pero con ambos jóvenes cogiéndose la mano y prometiendo ser quien detenga al otro si vuelve a fastidiarlo todo.
CONCLUSIONES FINALES
Como ya os comentamos en el post sin spoilers, la lectura de esta novela nos parece muy interesante para los fans de la franquicia Shingeki —su claro público objetivo— al plantear nuevas tramas sobre las que, además, nunca se había hablado en la obra original. Porque lo que ocurre en Quinta, su incomunicación con el muro María, es algo que por supuesto que pasa también ahí. En todo momento queda claro que Shiganshina no era el único distrito de esta muralla, lo que deja caer que otros también debieron sufrir las consecuencias de dicho ataque de los titanes, aunque no se nos contase.
También aporta nuevos personajes, con sus propios desarrollos y objetivos. Ahora bien, es tan cierto que muchos de los secundarios no aportan… como que hubiese sido un puntazo incluir alguna mención a los personajes que ya conocemos de la franquicia. Entendemos el punto de no hacerlo, el desligarse de ella, el no querer salpicar sus backgrounds al añadir datos… pero es lo típico que hace ilusión al fandom, no lo neguemos.
Como también os mencionamos ya en el otro post, podemos llegar a comprender que hayan optado por un desenlace así de abierto, pero al mismo tiempo resulta muy abrupto. En especial por cómo llegamos a él. Que de pronto aparezcan los titanes y libren a Mathias de ser ejecutado y a Rita de su dictadura sobre Quinta nos parece un poquito deus ex machina, en especial porque no se nos explica en absoluto cómo narices esos titanes aparecen sobre el muro. ¿Cómo suben? ¿Por qué ahora? Ha pasado medio año desde que irrumpieron en el muro María, ¿qué se supone que ha ocurrido para que se produzca este giro? Recordemos que además los titanes no son seres inteligentes.
Pero bueno, por hoy ya hemos hablado mucho y la conclusión breve y rápida es que, aunque tenga sus cosas, es una lectura interesante para todos aquellos interesados en el mundo creado por Hajime Isayama. Y por los conflictos morales a los que este nos tiene acostumbrados.

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