Salve Omnes seguidores de Hanami Dango. ¿Ya habéis terminado los últimos animes de la temporada de invierno? Porque nosotros sí, y ya estamos preparados y con los cascos puestos para enfrentar la temporada que se nos viene encima. En el día de hoy toca recomendación de uno de nuestros animes predilectos de esta temporada: Dorohedoro.
Anime abanderado de esta temporada del estudio MAPPA (Dororo, Zombieland Saga y Banana Fish). La dirección estuvo a cargo de Yuuichirou Hayashi (Kakegurui) y fue el grupo (K)NoW_NAME quien puso la música, algo que enmarca un toque psicodélico a la serie. La obra original fue dibujada y escrita por Q Hayashida, con un total de 23 tomos la serie está completada. En España la licencia pertenece a ECC Cómics, pinchad aquí para haceros con los tomos.
¿De qué va la historia de Dorohedoro? Perfectamente podríamos preparar 4 o 5 líneas de sinopsis, pero creemos que lo más acertado será exponeros una pequeña enumeración de todo lo que contiene la serie, ya sabéis, para meteros el gusanillo, que esta serie gana mucho cuanta menor información tengas sobre ella. ¿Qué encontraremos en ella? Sangre, destrucción, caos, oscuridad, violencia, magia y ¿gastronomía? Eso es Dorohedoro. Vamos ya con la recomendación sin spoilers.
Al comenzar a ver la serie, esta nos recordó bastante a Berserk, pero teniendo una ambientación más sórdida propia de un entorno de la primera industrialización y no tanto a un periodo medieval. También nos hizo pensar en historias con una trama de locura como Soul Eater o FLCL. En resumen, creemos que podríamos estacionarla en una fantasía oscura que a la vez se vuelve locamente divertida.
Hablando del ambiente, vamos a profundizar en los escenarios. A lo largo de la historia se muestran tres ambientes claramente diferenciados. Sin embargo, los tres reflejan una característica en común: la suciedad, algo que querían reflejar del dibujo original de Q Hayashida, aunque el resultado final no ha sido del todo complaciente. Pero no decimos que sea culpa del arte propio del anime, sino por dificultad de reproducir el arte tan característico del manga. Echad un vistazo a alguna viñeta que se vea el fondo en el manga y decidnos si es complicado de reproducir. ¿Qué puede transmitir esa suciedad? Sensaciones negativas y que el mundo donde nos encontramos es desconcertante a muchos niveles. Y esto se lo debemos al director de arte Shinji Kimura.
A continuación, podemos hablar de la propia narrativa de la historia, cómo difunde los diferentes elementos y cómo va revelando poco a poco los misterios. La narración es un caos; de entrada, no sabes qué pasa y al final de cada capítulo vas aprendiendo algunas cosas pero sigues sin conocer el elemento principal. Sorprendentemente, la serie consigue transmitir muy bien las pequeñas cosas que va desvelando, siempre dejando el halo de misterio que no quiere perder. Los capítulos se visualizan muy rápidamente, dando hincapié a continuarla en el siguiente. Asimismo, el protagonismo no recae en un único personaje, sino que va saltando de unos a otros dándoles un equilibrio perfecto, es decir, que da la impresión que no tenemos únicamente a un protagonista.
Como marcamos al principio, Dorohedoro es violencia y sangre, pues las escenas grotescas y de acción no se quedan cortas. Es verdad que la censura campa en la animación, pero es suficientemente explícita en muchas de sus escenas y con nuestra imaginación ya completamos el espectáculo. El manga, por supuesto, es otro nivel ya que la autora no se corta un pelo en enseñarnos desmembramientos, matanzas o canibalismo. El 3D experimenta mucho durante los combates y no titubea en mostrarnos coreografías de verdaderas peleas a muerte.
Algo muy vivo es el humor negro que se construye en torno a los temas más grotescos, no importa lo impactantes que son las escenas, siempre algún personaje (o todos) le da un giro hacia un humor mórbido. Esta característica es fundamental en la historia ya que la muerte no está exenta de esto.
De la misma manera, no hay historia sin personajes, y vaya perlitas que nos encontramos aquí. De entrada decimos que el diseño es único tanto en la animación como en su dibujo. Encontramos personajes variopintos, bizarros y excéntricos, solo hay que mirar algunos de sus elementos decorativos como sus máscaras. Cada uno posee una moralidad propia, aquí no encontrarás malos ni buenos, sino enemigos que tienen metas diferentes y consideran un obstáculo al otro. Por tanto, no existe el bien en esta serie, ya que la ética difiere en cada uno de ellos. Hay que añadir que las interacciones y las alianzas entre ellos se manifiestan inestables a cada momento, pero de esa inestabilidad y de ese caos nace la unión.
Por tanto, ¿qué hemos aprendido con la primera temporada de Dorohedoro?
- La confusión y el desorden producen buenas historias.
- El uso del 3D aligera muchas de las escenas, pero no llega a reproducir la esencia primordial del manga.
- No hay calificación de héroes o villanos, existen individuos propios.
- No hay que tener miedo a experimentar y apartar la censura.
- Aún quedan misterios por resolver dentro de este loco mundo.
Y lo que aprenderemos en la próxima temporada (si la hay) sigue siendo un misterio. Eso es Dorohedoro.
Por desgracia, no sabemos si habrá una nueva temporada, pero crucemos los dedos para que suceda, aunque siempre nos quedará el manga. Os dejamos una muestra de locura con su opening Welcome to Chaos de (K)NoW_NAME.
Muchas gracias por leernos seguidores de Hanami Dango. Recordad que podréis leer sobre más anime en nuestra página web y sobre los animes de la temporada de invierno. Si os ha encantado esta bajada hacia el caos no dudéis en compartirlo y comentarlo en vuestras redes sociales, os leemos.