¡En pie, reclutas del batallón Hanami Dango! Hoy os traemos una recomendación de Jin-Roh: The Wolf Brigade (o simplemente Jin-Roh), una película de 1998 dirigida por Hiroyuki Okiura perteneciente al subgénero del thriller político-militar y que, pese a poder ser menos conocida para el público general de anime, esconde tras de sí el contexto y la ambición de un proyecto surgido de uno de los nombres más reconocidos del mundo de la animación japonesa y guionista de la película, Mamoru Oshii.

Antes de que le llegase la fama internacional con Ghost in the Shell, el director ya tenía una amplia trayectoria. Empezó a tener cierto reconocimiento tras dirigir el primer centenar de episodios y las dos primeras películas de Urusei Yatsura (1981) y siendo uno de los que impulsaría el formato OVA con Dallos (1983), la primera obra realizada de este tipo, y Angel’s Egg (Tenshi no Tamago, 1985), película de culto que realizó junto al ilustrador Yoshitaka Amano, quien sería posteriormente el diseñador de los primeros videojuegos de la saga Final Fantasy.

Tras realizar esta última, a mitad de los 80 se embarcaría en dos ambiciosos proyectos: Patlabor, junto a otros directores y mangakas dentro del grupo llamado Headgear, y Kerberos Panzer Cops, que es en el que nos vamos a centrar.

Kerberos Panzer Cops, también llamada Kerberos Saga, nos sitúa en un Japón ucrónico donde, tras los eventos conocidos como «La Gran Derrota» (que vendría a ser la rendición del país durante la 2.ª Guerra Mundial por los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki), las políticas económicas del país llevan a un gran aumento de los niveles de pobreza y a la migración masiva a Tokio. Esto conllevaría una gran subida en los niveles de criminalidad en distintas partes de la capital y a la aparición de grupos antigubernamentales que actúan de forma violenta contra la autoridad.

Ante la incapacidad de los cuerpos de seguridad de contener a estos grupos, se fundaría un cuerpo de carácter militar limitado a la ciudad, la Policía Capital, en la que destaca su unidad espacial acorazada, la unidad Kerberos, cuya característica armadura es la imagen principal de esta franquicia.

La Policía Capital se encargaría de acabar con la mayoría de estos grupos terroristas hasta solo quedar uno conocido como La Secta, que tendrá una gran confrontación con la unidad Kerberos, quienes se creerán los únicos garantes de la seguridad. Este enfrentamiento de fuerzas provocará un gran rechazo en una población que ya está saliendo del bache económico y rechaza ese ambiente bélico que se ha generado entre ambas fuerzas.

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La Secta.

Este proyecto se expande principalmente en tres medios: una trilogía de películas, un manga que cuenta diferentes historias y seriales radiofónicos (al igual que los comentados en nuestro post sobre Nami yo Kiitekure) que complementan a los dos medios anteriores, todo a cargo de la mano de Mamoru Oshii.

Cabe destacar que las dos primeras películas, The Red Spactacles (Jigoku no banken: akai megane, 1987) y Stray Dogs: Kerberos Panzer Cops (Jigoku no banken: kerubersu, 1991), son el primer acercamiento del director al cine de acción real y que se centran en Koichi Todome, el único miembro de Kerberos que consiguió escapar del país cuando se decidió acabar con esta unidad y quien era el líder de los soldados que se oponían a abandonar las armas. Pese a abandonar la animación en ambas películas, el estilo de Oshii se mantiene intacto, con una dirección sobria y de ritmos pausados, pero con un acercamiento cómico y roturas de la cuarta pared.

Dicho todo esto, pueden surgir dos preguntas: ¿por qué Jin-Roh es una película animada? ¿y por qué la dirige Okiura si es un proyecto personal de Oshii? Ambas respuestas tienen un mismo origen. La intención inicial era que Jin-Roh fuese rodada también en imagen real, pero la aparición de un proyecto como era Ghost in the Shell pospuso los planes del director y la productora Bandai Visual, por lo que optaron por convertirla en una película animada para facilitar su realización.

Además, tras los resultados bajos de las dos anteriores películas de la saga, Bandai puso la condición de que Mamoru Oshii no podría dirigirla y este último decidió cederle su puesto a Okiura, quien trabajó como diseñador de personajes con él en Patlabor y Ghost in the Shell. Este es un caso similar al de Pesadilla antes de Navidad: un director novel que se tiene que hacer cargo de un proyecto personal de otro más establecido y que mantiene un estilo muy similar al de este hasta el punto de que se puede llegar a confundir sobre quién la ha dirigido.

La película adapta la primera de las historias del manga, la cual se sitúa en mitad del conflicto de la Policía Capital contra La Secta y cuyo argumento se desarrolla en dos diferentes escalas. En primer plano tenemos a Kazuki Fuse, un miembro de Kerberos que ha sido degradado y está pendiente de evaluación tras ser incapaz de disparar a una «caperuza roja», nombre en clave que reciben las integrantes de La Secta encargadas de distribuir los explosivos, durante unas protestas.

Su indecisión permitió a la chica inmolarse, provocando grandes daños y la pérdida de reputación social de la unidad acorazada. Tras estos eventos, Fuse conoce a Kei Amemiya, hermana de la terrorista y quien le ayudará a afrontar la crisis emocional por la que está pasando.

En plano general, la Policía Capital y la Unidad de Seguridad Pública quieren aprovechar las acciones de Fuse para poder desmantelar a Kerberos, acusándoles de ser los responsables de la explosión. Todo en parte debido a las sospechas de la existencia de la llamada «Brigada de los Lobos» actuando en las sombras y de la que Fuse podría formar parte.

Uno de los temas que permean a toda la película son los conflictos que entraña la pertenencia a un colectivo: las «caperuzas rojas» prefieren inmolarse antes de traicionar a La Secta, los dilemas internos de Fuse se deben al encontrarse incapaz de seguir con su labor como miembro de Kerberos y el resto de las fuerzas militares se unen con el fin de acabar con esta unidad especial. Además, en varias ocasiones se nos repite que los «Lobos» se consideran a sí mismos lobos con piel de hombre en lugar de hombres haciéndose pasar por lobos, recalcando su unidad frente a cualquier persona externa.

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Estos conflictos y subtramas, junto con el contexto que se nos presenta al principio de la película, sacan a relucir su punto fuerte: unos personajes que se construyen de una forma bien definida con sus momentos en pantalla, aunque manteniéndose en una gran escala de grises.

Pese a que son obvias las referencias al cuento de Caperucita Roja por toda la película, no se puede decir que haya necesariamente una caperucita y un lobo, puesto que el guion se encarga de dar unas motivaciones o justificaciones a los personajes para que ninguna de sus acciones pueda considerarse intrínsecamente mala o buena. Lo más correcto sería afirmar que cada personaje es tanto caperucita como el lobo según como impliquen sus actos a los demás.

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Esta misma profundidad provoca a su vez, pese a no ser necesariamente negativo, algo de inconformidad en el espectador: la falta de conclusión de algunas tramas. Mamoru Oshii en sus películas suele repetir este esquema de no cerrar todos los conflictos que ha abierto, lo que tiene todavía más razón de ser en esta pequeña historia ubicada dentro de un gran conflicto. La historia principal tiene un cierre, pero, si solo te llama la atención el gran conflicto tras los acontecimientos principales, quizás pueda acabar sabiéndote a poco.

Como hemos comentado antes, tanto la dirección como la animación beben demasiado de Oshii, lo que se puede apreciar en cómo encontramos ese estilo sobrio y pausado de dirigir en sus trabajos como director. Esto se vuelve más obvio viendo en comparación la única otra película de Okiura como director: Una Carta para Momo (Momo e no Tegami, 2011), la cual se aleja bastante de todo lo hablado previamente.

Pese a estos detalles, no se puede negar que Okiura hace un gran trabajo en su debut con una película que puede mirar de igual a igual a cualquiera de los trabajos de su maestro. Al estar su guion más centrado en los diálogos, puede no destacar demasiado su animación a los ojos del espectador, pero sabe sacar pecho en escenas como la de los disturbios al principio del metraje o algunas otras que no comentaremos para que podáis disfrutarlas por vosotros mismos.

En definitiva, estamos ante un thriller con un abanico de personajes detallados y una historia que, a pesar de sus inconvenientes, tiene diferentes capas de profundidad. Además, es la puerta ideal al universo creado por Mamoru Oshii, debido a su independencia con las otras dos películas y por adaptar una de las historias del manga. ¿Estáis dispuestos a enfundaros vuestra armadura y adentraros en el mundo de este Japón alternativo y de la unidad especial Kerberos?

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¡Aquí acaba la recomendación de Jin-Roh! ¿Habíais visto la película? ¿Conocíais todo el trasfondo oculto tras esta? Desde luego, siempre resulta interesante conocer proyectos que muestren la ambición de grandes directores de este medio. Si os ha gustado el post y queréis dar a conocer esta película a vuestros amigos y conocidos, no dudéis en compartirlo en redes sociales con ellos. Además, tenemos nuestro newsletter para que no os perdáis los nuevos posts, videos o cualquier otro tipo de contenido. ¡Hasta la próxima, lectores de Hanami Dango!