La Chica a la Orilla del Mar

La Chica a la Orilla del Mar (Umibe no Onnanoko) es un manga seinen que podríamos catalogar como recuentos de la vida, escrito y dibujado por Inio Asano, autor de otros mangas como Solanin, Buenas Noches, Punpun o Dead Dead Demon’s Dededede Destruction. Comenzó a publicarse en julio de 2009 y finalizó su serialización en enero de 2013. La licencia en España corre de la mano de Milky Way Ediciones y consta de dos tomos con un total de 20 capítulos.

La obra narra la historia de Sato, una adolescente que, despechada por Misaki, un chico mayor del instituto, comienza una relación basada exclusivamente en el sexo con Isobe, un joven de su misma edad que siempre ha estado enamorado de ella.

Este manga es un claro ejemplo del gran talento de Inio Asano. A pesar de su corta duración, consigue atraparte desde la primera página con un brillante desarrollo, un dibujo exquisito y dos personajes protagonistas muy bien construidos que resaltan por encima del resto.

Este post contendrá spoilers de la obra, por lo que, si no has leído el manga, os recomendamos que paréis de leer aquí, y volváis cuando lo hayáis leído.

El arte del mangaka nipón es, como ya nos tiene acostumbrados, maravilloso. Hay que destacar su alto grado de detalle en fondos, un perfecto entendimiento de la anatomía humana y un paneling dinámico y creativo. Queremos hacer especial mención al montaje paralelo que realiza cuando Isobe escribe la entrada en el blog de su hermano y, a su vez, Sato huye de la fiesta de Misaki. Son por este tipo de decisiones artísticas que Inio Asano es de nuestros artistas favoritos.

Sobre los personajes, Isobe y su familia se mudaron de Tokio a este pequeño pueblo costero porque su hermano mayor era víctima de un fuerte acoso escolar, pero lejos de mejorar, el día del cumpleaños de Isobe, murió. Al poco tiempo nuestro protagonista encontró en su ordenador una carta de despedida, que siempre les ocultó a sus padres para mantener la “dulce” mentira de que fue un accidente y no un suicidio.

La culpabilidad por no haber podido evitar la muerte de su hermano, sumado a un gran ausentismo familiar debido al trabajo, hacen que Isobe sea un chico pesimista, introvertido y que no tiene ninguna motivación en la vida, hasta que encuentra a la chica a la orilla del mar.

Y en efecto, Sato no es esa chica. Tan solo es una adolescente promedio que, de forma consciente o inconsciente, se aprovecha del sufrimiento de Isobe para desfogarse sexualmente y sentir el falso alivio de la desdicha ajena. En un principio no le interesa de él nada más que su miembro viril, pero poco a poco va conociéndole y se da cuenta de que realmente le gusta, o puede que solo sea una niña molesta porque le hayan quitado su juguete favorito. Preferimos creer lo primero. A pesar de sus defectos, Sato no deja de ser una chica con muchas inseguridades y que solo intenta encajar en una sociedad acelerada que corre a un ritmo que es incapaz de seguir.

Otro personaje que queremos resaltar es a Shota, un chico bastante canijo que pertenece al equipo de béisbol del instituto y que también está enamorado de Sato. Este descubre de casualidad la “relación” de los protagonistas, y al no soportar la idea de que otra persona toque a su amada, acaba dándole una paliza a Isobe, que termina con ambos cayendo por unas escaleras, dejando a Isobe prácticamente ileso, pero Shota sale con una fractura en la pierna, haciendo que se pierda el torneo regional.

Además de aportar un conflicto por interés romántico, Shota increpa a Isobe sobre la muerte de su hermano, dejando entrever que gente relacionada con él fueron los causantes de que se acabara suicidando o que ellos mismos lo asesinaron. El primer tomo acaba así, y ya en el segundo podemos ver una pequeña redención por parte de Shota, que se disculpa con Isobe y empieza a desarrollar una relación amorosa con la amiga de Sato, Keiko.

El manga está repleto de escenas sexuales bastante explícitas, y es que ambos protagonistas se desquitan de sus problemas en la cama, o mejor dicho, en cualquier lugar, instituto incluido, siendo Isobe el que marca el ritmo y el que explora más allá de lo convencional, cayendo en una espiral de decadencia que culmina con los fetiches más oscuros que podamos imaginar.

Siempre me pareces más guapo después de correrte

Las miradas, los silencios, las caricias, todo se siente terriblemente triste en esta historia en la que los personajes se acuestan, pero no se besan. Siendo Sato la que en un principio se los niega, las circunstancias y los acontecimientos hacen que acabe suplicándole por poder rozar sus labios, aunque sea a modo de despedida.

El clímax de la obra se da con la canción favorita de Isobe, Kaze wo Atsumete, retumbando en unas páginas agitadas por el viento, la lluvia y los gritos de Sato, hacen del final del manga algo que te descompone emocionalmente por días. La relación entre ellos es realmente tóxica, llegando al punto en el que cuando Isobe empieza a ver algo de luz tras vengar a su hermano y conocer en persona a la chica a la orilla del mar, la respuesta de Sato, abierta y textualmente es «Si dices que te vas a morir… pues te mueres y punto». Aun así, este redactor, y puede que siendo víctima de esa misma toxicidad en la que ellos están inmersos, siente que, aunque sabe que no es lo mejor, pueden arreglarlo e intentar ser felices juntos. Afortunadamente, Isobe conforme avanza la trama madura lo suficiente como para saber decir que no.

Al igual que Solanin, este manga también cuenta con una adaptación live action que, a diferencia de la otra, y de forma entendible, pierde bastante esencia con respecto a la obra original, siendo censurada en la mayor parte de sus escenas.

La Chica a la Orilla del Mar resume en pocos capítulos todo lo que es Inio Asano, haciendo una obra muy asequible para todos aquellos que quieren iniciarse en la obra del autor nipón. Es crudo, real y ciertamente anodino, dejando así una historia con la que, al menos en ciertas partes, el lector puede sentirse identificado. Cuando uno se sumerge en un manga nuevo casi nunca encuentra lo que se busca. En nuestro caso, quizás, es que nunca esperamos encontrar nada en absoluto, pero aun así, encontramos a La Chica a la Orilla del Mar.