¡Hanami Dango os da la bienvenida de nuevo, apreciados lectores! El pasado mes de mayo llegó a Netflix el anime Las variaciones Grimm (Grimm Kumikyoku). Se trata de una miniserie compuesta por seis relatos inspirados en algunos de los cuentos más famosos de los hermanos Grimm, con el aliciente añadido de contar con animación de Wit Studio y diseños originales de las CLAMP. Quedaos a leer esta crítica si queréis saber qué nos ha parecido este curioso invento.
Las variaciones Grimm recoge varios cuentos clásicos y los reinterpreta con mucha libertad, aunque intentando mantener los elementos oscuros que caracterizaban a sus versiones originales. Por el camino, pervierte los roles de los personajes, corrompe la moraleja de las historias y añade un toque moderno a la ambientación, incluyendo elementos de ciencia ficción en varios de los relatos.
Todas las historias de la serie están escritas por Michiko Yokote, afamada escritora y guionista conocida por ser la autora de Mermaid Melody: Pichi Pichi Pitch. No obstante, también cuenta con un meritorio recorrido escribiendo o adaptando guiones para obras con un tono más tenebroso (xxxHOLiC, Pricess Tutu, Call of the Night). Esta experiencia se ha dejado notar en su reinterpretación de los cuentos, a los que ha aportado un cariz de terror.

Pese al guion común, todos los relatos son independientes entre sí e incluso cuentan con diferentes directores, lo que también se traduce en estilos narrativos distintos. Por eso, en realidad, podemos entender Las variaciones Grimm no tanto como una serie al uso, sino como una recopilación de mediometrajes independientes. Este es el motivo por el que revisaremos cada episodio por separado.
La naturaleza breve de estas historias hace imposible analizar la serie con un mínimo de profundidad sin destripar los acontecimientos. Además, la razón de ser de este anime radica, principalmente, en los cambios y giros de guion que introduce en los relatos clásicos, por lo que resulta indispensable mencionarlos y comentarlos. En resumidas cuentas, a partir de aquí habrá spoilers importantes, tenedlo en cuenta antes de seguir leyendo.
Introducción
Cada una de las historias comienza con una breve escena introductoria protagonizada por tres hermanos amantes de los cuentos —dos chicos algo más mayores y una niña más pequeña—, a quienes se les presupone el papel de narradores. Su objetivo es presentar el cuento protagonista del episodio, aunque aprovechan la ocasión para mencionar de forma disimulada algunas de las ideas que se explorarán en el relato.

Como antesala para el episodio, tanto la estética inspirada en las fábulas de fantasía como el halo de misterio que envuelve a estos fragmentos funcionan de maravilla. Sin embargo, los diálogos son tan sutiles que en la mayoría de los casos no se entiende qué es lo que intentan transmitir, al menos hasta una vez finalizado el visionado del capítulo. En definitiva, son escenas que no aportan demasiado, pero tampoco estorban.
La Cenicienta
Esta historia se enmarca en lo que parece ser un Japón de la primera mitad del siglo XX. Es una ambientación que encaja sorprendentemente bien porque retrata una sociedad en la que fácilmente se podrían encuadrar los acontecimientos. El argumento, desde un punto de vista superficial, es la misma que la del relato tradicional: Cenicienta pierde a su padre y se cría con su madrastra y hermanastras, llevando una vida de sirvienta hasta que un día acude a un baile y el «príncipe» se enamora de ella.


El cuento clásico giraba en torno a una moraleja muy clara: el trabajo duro acaba viéndose recompensado. La peculiar versión de Yokote no rechaza la moraleja tradicional, solo la pervierte. Nadie dijo que el trabajo duro tenía que proceder de una persona bondadosa, ¿verdad?
La Cenicienta de Las variaciones Grimm se sustenta en la idea de la inversión de roles. La protagonista toma el papel de villano y las hermanastras son las que sufren sus truculentos maquiavelismos. El nivel de psicopatía y manipulación del personaje es tal que no necesita plantear una amenaza real a la integridad de los personajes. La mera idea de estar a su merced es suficiente para hacer que el componente de terror psicológico se haga patente.
El episodio logra su objetivo, que es plasmar el miedo que produce la pérdida de control. Lo consigue gracias a una estética acertada y a una dirección bien entonada, aunque quizás habría funcionado mejor si se hubiese mantenido más tiempo el suspense, no revelando tan pronto la verdadera naturaleza de la protagonista. Además, la trama pedía un mayor desarrollo para hacer más creíbles sus engaños.
Caperucita Roja
Las variaciones Grimm intercambia el manido bosque de Caperucita Roja tradicional por un universo futurista dominado por la realidad virtual, donde un grupo selecto de «lobos» buscan desesperadamente sensaciones reales. Algunos de ellos llevan esta búsqueda al límite y se dedican a secuestrar jóvenes para asesinarlas de formas tortuosas. Sin embargo, en esta historia hay más de un lobo y más de una presa.


De nuevo, la serie decide jugar con la perversión de los roles, pero esta vez manteniendo el mensaje: cuidado con los «lobos» que pululan el mundo. Aquí Caperucita es un personaje fuerte, capaz de defenderse por sí mismo. Sin embargo, los minutos finales del episodio demuestran que esta Caperucita es un personaje tan vicioso y sanguinario como el lobo. La historia simplemente busca plasmar una realidad perversa, sin aportar mayor significado al personaje, desaprovechando la oportunidad de plantear otro tipo de ideas.
El episodio se decanta más por lo grotesco que por el terror en sí, recreándose en las escenas de tortura morbosas —aunque sin llegar al gore explícito—. No todo el mundo se siente cómodo con este tipo de historias, pero incluso si eres de los que las disfrutan, no hay demasiado que destacar en el capítulo. Hay planos inquietantes que juegan bien con lo que no se muestra directamente en cámara, pero la trama no tiene suficiente contenido como para que el relato en su conjunto sobresalga.
Aunque las versiones modernas —incluso la de los hermanos Grimm— están más adulteradas, en su origen Caperucita Roja es uno de los cuentos más truculentos. Esta versión de Wit Studio busca emular ese tono oscuro primigenio, pero distorsiona tanto la historia que apenas resulta reconocible más allá de ciertos guiños.
Hansel y Gretel
Esta reinvención del cuento nos lleva a un misterioso orfanato que pronto da indicios de esconder truculentos secretos. Los protagonistas, dos huérfanos llamados Hansel y Gretel, quebrantan las normas y son castigados a pasar la noche en el bosque, donde encuentran una casa repleta de dulces. Allí vive una «bruja» que es capaz de hacer cosas que escapan a la comprensión de los niños. Sin embargo, esta bruja no quiere devorarlos; lo que busca es despertar su curiosidad y pensamiento crítico para que comiencen a replantearse las verdades de su mundo.


El episodio comienza con un deje más que notable a obras tipo The Promised Neverland, pero acaba derivando en algo bastante diferente. En el fondo, estamos ante una peculiar historia de transición a la adultez que sorprende tanto por lo inesperado de los giros finales—con una repentina deriva hacia la ciencia ficción—, como por su alejamiento del género de terror.
El paso a la adultez, y lo que ello conlleva en el contexto de la historia, parece depender de que los niños aprendan a valerse por sí mismos sin todo aquello que los protegía en su infancia. El criterio para la selección de los candidatos es, aparentemente, la aparición del pensamiento crítico independiente. La lógica de la trama hasta aquí tiene sentido, pero lo que no acaba de encajar es el funcionamiento interno del orfanato, que parece promover justo lo contrario de lo que busca. Con esto, el mensaje resulta un tanto obtuso.
Pese a todo, el inquietante halo de misterio inicial y el efecto sorpresa final hacen de este uno de los relatos más disfrutables de la serie.
El zapatero y los duendes
En este caso la historia no comienza con un zapatero empobrecido, sino con un escritor japonés en decadencia. Su suerte cambia una mañana en la que se levanta resacoso y encuentra un manuscrito en su mesa. Es evidente que la letra es la suya y lo mismo se puede decir del estilo, pero no tiene recuerdos de haber escrito ese texto. Para su sorpresa, la obra se convierte rápidamente en un enorme éxito, que es precedido por otros similares, todos apareciendo de forma misteriosa por la noche.


En su versión original, El zapatero y los duendes es un relato breve con un mensaje positivo y sin complicaciones, similar al de La Cenicienta: si eres honrado y trabajador, tendrás tu recompensa. La versión de Las variaciones Grimm ofrece la otra cara de la moneda de una forma inquietante. Aquí el «zapatero» no es un dechado de virtudes y los «duendes» son representados por una niña altamente perturbadora que no es en absoluto un ser amable dispuesto a ayudar por pura generosidad.
El episodio destaca por su alto componente de surrealismo, pese a estar ambientado en un Japón contemporáneo y mostrar un estilo visual más realista. El protagonista se ve empujado a un viaje hacia la locura y la narración aprovecha para jugar con su percepción distorsionada de la realidad. Tanto para él como para el espectador es difícil discernir entre realidad, sueños, fantasías o pesadillas. Que todos los humanos de la serie tengan una única letra por nombre solo suma a la excentricidad de esta historia.
El zapatero y los duendes es, con diferencia, el relato más extraño de toda la serie. Como obra de terror parte de un enfoque diferente al de los otros cuentos, aunque no por ello es menos eficaz o potente.
Los músicos de Bremen
Por extraño que parezca, se puede contar el cuento de Los músicos de Bremen al estilo western. En esencia, la historia es la misma: un pequeño grupo de repudiados se juntan y viajan en busca de un lugar que los acepte, pero en sus viajes se encuentran con un grupo de bandidos y deciden enfrentarse a ellos. La diferencia es que aquí las protagonistas son mujeres humanas —con nombres que referencian a los animales de la obra original— y el viaje transcurre en lo que parece ser una especie de Viejo Oeste con elementos futuristas.


Este episodio desentona en el global de la serie porque no es realmente una historia de terror, sino que se enmarca más bien en los géneros de acción y aventura. También destaca por ser el menos original e interesante: no juega con las temáticas del cuento, no pervierte a los personajes ni modifica los acontecimientos principales. Los únicos cambios reales están en la ambientación y la estética, y por sí solos no son suficientes para destacar.
Per se, la historia tampoco resulta especialmente atractiva. La caracterización de los personajes no es lo suficientemente buena como para empatizar con ellos y a la acción le falta emoción. Pese a la violencia, es un relato ligero que se queda un poco corto para los estándares de la serie.
El flautista de Hamelín
En esta ocasión la acción nos traslada a un pequeño pueblo aislado del resto del mundo. Allí las normas de convivencia son férreas y cada uno cumple su papel, viviendo una vida austera alejada de todo tipo de tentaciones. La protagonista de esta historia es una joven que se prepara para heredar el liderazgo de la comunidad, asumiendo con total normalidad que su vida esté completamente pautada. Sin embargo, algo despierta en ella cuando hace aparición un forastero que trae consigo estímulos desconocidos.


Esta versión del relato no olvida su moraleja original, que sigue presente: el poblado acaba perdiendo lo que más valora —su futuro— por maltratar al visitante. Sin embargo, aquí el tema principal es otro. Esta reinvención tan original de El flautista de Hamelín gira en torno al deseo de libertad que reside en el ser humano. El mensaje de la historia pone de manifiesto que hasta los entornos más opresivos flaquean ante la curiosidad y el anhelo de las personas por vivir nuevas experiencias.
Pese a que no busca el terror en su sentido más directo, el episodio resulta profundamente inquietante y angustioso. Esto lo consigue gracias a una atmósfera opresiva, un guion con elementos bastante siniestros y personajes con contrastes perturbadores. Lo vemos en el profesor, pero sobre todo en la protagonista, que pasa del estoicismo más absoluto a una fogosidad ardiente con solo unos estímulos mínimos. Su personalidad es tan extrema que resulta casi alienígena.
En términos generales, es un episodio que se conduce a sí mismo con desenvoltura, aunque se aleja tanto de los temas del cuento original que no se entiende del todo bien cuál es la lectura que debemos sacar de la historia.
Conclusiones
La serie se postulaba como un proyecto inusual pero interesante. Con un estudio de reconocido talento como Wit Studio a cargo, hay quien esperaba un producto de notable calidad. Para todos aquellos que tenían tan altas expectativas, tenemos malas noticias: Las variaciones Grimm es un anime que solo podemos situar ligeramente por encima de lo mediocre.
No es un fracaso como tal, pues no hay argumentos para considerarlo una mala obra y tiene aspectos positivos, como sus acertadas elecciones estéticas y el atrevimiento a la hora de reciclar estas historias. Sin embargo, no ha logrado destacar y las ideas que intenta explorar no han tenido el alcance anticipado.

Hay que mencionar, no obstante, que el nivel de calidad de las historias es bastante dispar, y eso hace difícil decantarse por una valoración global. La Cenicienta, Hansel y Gretel, El zapatero y los duendes o El flautista de Hamelín son relatos que funcionan razonablemente bien, pese a sus palpables deficiencias, y resultan bastante interesantes. Lamentablemente, no podemos decir lo mismo del insulso Los músicos de Bremen; y en cuanto a La Caperucita Roja, está claro que no es para todos los gustos.
Nos despedimos aquí, pero solo temporalmente. Seguiremos a la caza de nuevos estrenos interesantes para analizarlos en el blog. Como siempre, os recordamos que podéis seguirnos en las redes sociales y tenemos un canal de Discord donde podéis hablar con nosotros directamente. ¡Hasta la próxima!