¡Siempre es un placer encontrarnos, seguidores de Hanami Dango! Hoy os traemos un post que, como el anime que nos concierne, mezcla dos conceptos: la crítica del divertido Nami yo Kiitekure y el mundo radiofónico en el que se ambienta, centrándonos especialmente en la ficción. ¡Vamos a ello!
Nami yo Kiitekure es un anime de la pasada temporada de primavera que, con doce capítulos, supone una adaptación del manga seinen de Hiroaki Samura. Esta obra comenzó en julio de 2014 en la revista Afternoon, de Kōdansha, y continúa aún en publicación, contando ya con siete volúmenes. Su protagonista, Minare Koda, dio el salto al anime gracias al gigante estudio Sunrise (Gintama, Code Geass, Cowboy Bebop, Inuyasha) y bajo la dirección de Tatsuma Minamikawa (Enen no Shouboutai: Ni no Shou, Ekimemo!).
Sus doces episodios animan, con final cerrado y original (no canon del manga), fielmente muchos de los acontecimientos que suceden en el papel, aunque algunos en diferente orden cronológico. Pero lo que sí se mantiene intacto es el excéntrico carácter de Minare.
No queremos contaros mucho de ella, porque los que ya la conocéis sabréis que no hay forma posible de describirla, y para que los que le deis una oportunidad después de este post ¡alucinéis tanto como lo hicimos nosotros! La historia de esta joven adulta, camarera en un restaurante de pan y curry, el Voyager, comienza cuando le cuenta borracha sus penurias amorosas a un desconocido. Al día siguiente, una grabación de esa conversación se colará intencionadamente en un programa radiofónico de la MRS (Moiwayama Radio Station).


Minare estará muy bien acompañada, con personajes como Kanetsugu Mato, el director de radio que confía en ella, como Mizuho, la dulce asistente que la acoge en su casa, o como Nakahara, el compañero en Voyager que está enamorado de ella. ¿Qué le deparará el futuro laboral que se abre ante ella?
La presencia de la radio, como era de esperar, es amplia en Nami yo Kiitekure. Tanto técnica como sentimentalmente. La radio son los guiones de Kureko (aunque demasiado blancos porque, como bien sabemos en radio, la mejor improvisación es la planeada), los sonidos imitados por los dos comediantes de los últimos capítulos o los que Koumoto va a grabar directamente al bosque nocturno para luego incorporarlos, igual que lo hacen en la realidad creadores sonoros como Teo Rodríguez (Informe Z, El colegio invisible).


Pero la radio también es la cercanía del locutor con los oyentes o la comprensión de estos con los fallos que pueden acontecer al tratarse de algo creado en directo, como bien le explican a Minare al hablarle de los silencios. La radio es eso que siempre está (de fondo en un restaurante, en el coche, durante una conversación), aunque no se le preste atención completa, lo que nos deja reconocer la voz o que nos llame cuando algo sí nos causa interés.
Aunque los lectores del manga hemos podido ver a Minare haciendo otro tipo de programas, el tipo de radio que podemos ver en la versión anime de Nami yo Kiitekure es solo ficcional. Es Minare haciendo todo un monólogo al micrófono de cómo acaba de asesinar a su exnovio, simulando que ha sido abducida por extraterrestres (con los que tiene charlas de lo más interesantes) o fingiendo que en lugar de en el estudio está locutando en medio del bosque frente a un oso.

La ficción, aunque parezca solo relacionada con el cine, las series o la literatura, no es una novedad en el mundo de la radio; en los inicios de las ondas ya se incluyó la ficción. La radio, producto de los inventos de muchas personas, nació a principios del siglo pasado y en España no comenzaron sus emisiones regulares hasta 1924. Ese mismo año, empezó a transmitirse ficción, pero no original para la radio, sino derivada del teatro, de obras de Jacinto Benavente y de los hermanos Álvarez Quintero.
No es raro que fuese así: en ese momento, lo que más gustaba a las clases más pudientes (aristócratas y burgueses) era el teatro. Esta parte de la sociedad fue la que antes tuvo acceso a esta nueva oportunidad informativa y de entretenimiento, al contar con mayor capacidad económica para adquirir el innovador producto.
Pero este medio de comunicación solo requería escuchar, sin ningún otro conocimiento, por lo que, cuando la radio pudo extenderse y llegar a más público, favoreció la expansión de la cultura. Debido a esto, los primeros veinte años de la radio ficción española, tras los inicios con un teatro más culto, pasaron a tener también poemas y cuentos populares, fomentando así la cultura que tradicionalmente había sido oral.
Que lo primero en inundar la radio fuesen el teatro, los cuentos y la poesía es lógico por los pocos recursos que se necesitan para producirla. Solo es estrictamente necesario el contar con actores. Predominaron los géneros cortos como el entremés o los relatos. Algo que gustó mucho fueron los monólogos… como el de Minare fingiendo confesar el haber matado a su exnovio, siendo en este caso una pieza completa, con conflicto y final.

Sin embargo, en los años cincuenta, se llegó a un punto al que no ha llegado Nami yo Kiitekure y al que tampoco creemos que llegue: el relato corto para radio evolucionó hasta historias largas, series radiadas, la radionovela. Algunas de las más seguidas fueron Ama Rosa o Lo que nunca muere, cosechando tal éxito que ambas fueron trasladadas al cine años más tarde.
Siempre se habla de La saga de los porretas como una de las últimas radionovelas, en antena entre 1976 y 1988 gracias a Cadena SER, pero eso no significó el fin de la ficción en la radio española ni muchísimo menos. Sin ir más lejos, el pasado veinticinco de diciembre, día de Navidad, la misma emisora del grupo PRISA emitió una versión radiada de Peter Pan y Wendy, mientras que en Onda Cero se pudo escuchar un cuento propio, Milagro en la gran ciudad (inspirado en Milagro en la calle 34).

El mundo radiofónico, al igual que el resto, ha cambiado mucho y su ficción con ella. La radio, como también le pasó a la televisión, reunía familias y ahora es más bien individual. Y ya no requiere de un transistor: es portable, online… y a la carta. El podcast está en auge y, para bien o para mal, es donde la ficción sonora se ha refugiado.
Las grandes cadenas y grupos de emisoras nacionales son musicales o generalistas y en ninguna está presente la ficción radiofónica ya no diariamente, como en el pasado, sino que ni siquiera es un habitual, quedando relegada a ocasiones puntuales (como la Navidad). Aun así, se sigue apostado por la ficción sonora. Ahora mismo, el gigante español es Podium Podcast.
Podium Podcast es una plataforma online que ofrece tanto la posibilidad de escucha en streaming como de descarga y que ha conseguido ya numerosos reconocimientos (entre ellos el Premio Ondas a mejor plataforma radiofónica en Internet en 2016). Aunque también tiene brillantes programas periodísticos y de entretenimiento, nosotros la destacamos hoy por la gran apuesta que está haciendo por la ficción, con obras del ya mencionado Teo Rodríguez o con la atrapante Guerra 3 (Ana Alonso, José A. Pérez Ledo, Roberto Maján), que os recomendamos muchísimo desde aquí.

Pero esta alternativa virtual no es la única. En medios como iVoox o SoundCloud, no solo todas las emisoras mencionadas cuelgan también sus ficciones sonoras, sino que cualquiera puede hacerlo. Así, la labor que Minare desempeña en Nami yo Kiitekure es más accesible que nunca, tanto para oyentes como para creadores.
Nos hemos centrado en el caso de España, el que nos resulta más cercano y conocido, ¡pero no penséis que la ficción en la radio es única y especial de aquí! En América Latina también comenzaron en los años veinte y su momento de auge empezó en los cincuenta. La caricia del lobo se considera una de las primeras radionovelas argentinas. En México, se hizo una adaptación de Los tres mosqueteros en 1932; estuvo en antena durante seis meses.
Seguro que os suena una película llamada El derecho de nacer (Zacarías Gómez Urquiza, 1952): su origen es una novela radiada cubana de 314 capítulos que, además de diferentes versiones en su país, también las tuvo en México y Venezuela. Minare hace monólogos y escenas ficticias en una emisora radiofónica japonesa, pero podría haber sido perfectamente en una española o latinoamericana (aunque preferiblemente hace unos cuantos años; ahora, si fuese su contenido habitual, lo subiría a Internet).
¡Y cómo olvidarnos de Estados Unidos! El concepto podcast surgió allí (de iPod y broadcast, que significa ‘emitir’) y fue donde tuvo lugar una de las ficciones más míticas de la radio… y que gran parte de los oyentes tomaron por cierta al no entender que era solo entretenimiento por la verdad con la que fue contada: el pánico cundió por creer que la invasión alienígena era real. La guerra de los mundos, basada de la novela homónima de Herbert George Wells, fue convertida en ficción sonora por el actor, director y guionista Orson Welles.
Podríamos pensar, y pensamos, que el anime Nami yo Kiitekure toma inspiración de esta anécdota de varias formas: por un lado, la primera intervención directa de Minare en la radio, con el monólogo sobre el supuesto asesinato, no se explicó previamente, para crear cierta confusión en la gente, como les pasó a los estadounidenses; por otro lado, tenemos el episodio radiofónico en el que Minare conversa con alienígenas.


Nuestro querido Japón no es demasiado especial en cuanto a ficción radiofónica se refiere. En la actualidad, como en otros países y como se ve en el anime/manga que hoy nos reúne, no es algo habitual en la radio tradicional desde que apareció la televisión, pero gozaron de buen éxito desde que nacieron (en 1920, claro, en todas partes surgió en seguida). Allí es más usado el término radio drama y los que se emiten online son los net drama.
Tampoco os sorprenderá que a los japoneses les guste la ficción de solo audio, ¿no? No será hoy la primera vez que leáis el concepto CD drama, ¿verdad? Suelen estar basados en historias ya existentes e, incluso, ser adaptaciones o contenido extra de animes/mangas. Como su nombre indica, estas historias sonoras se recopilan en formato CD.



Nami yo Kiitekure fue para nosotros uno de los animes más especiales de la pasada temporada de primavera. Por su humor extraño, por su protagonista exagerada, pero especialmente por el mundo radiofónico al que, nunca mejor dicho, da más voz. Queríamos que con este post vosotros también valoráseis un poquito más este aspecto. Ojalá lo hayamos conseguido.
Si os gustan los post como este, profundizando de lleno en lo que rodea y mejora una obra anime/manga, ¡podéis decírnoslo en los comentarios o en nuestras redes sociales! ¿Qué os ha parecido este reportaje? ¿A vosotros os gusta la radio? ¿Y la ficción sonora? ¡Os recordamos que tenemos un listado recopilatorio de todo lo que hemos hecho sobre los animes de primavera de este año! ¡Nos leemos en otra ocasión, seguidores de Hanami Dango!

Algunas fuentes de interés y de referencia para el post:
González-Conde, M. J.; Ortiz-Sobrino, M. Á.y Prieto-González, H. (2019). El radioteatro en España: marco de referencia para una aproximación diacrónica. index.comunicación, 9(2), 13-34. Recuperado aquí.
Rus Vicente, O. (21/08/2017). El podcast reinventa la clásica radionovela en la era de internet. ABC. Recuperado aquí.
Zumeta, G. (2019). Del radio teatro a la ficción sonora. Recuperado aquí.