Muy buenas, lectores de Hanami Dango. Hoy traemos la recomendación de uno de los últimos éxitos de Netflix del pasado año: Samurái de ojos azules. Una historia que nos enseñará el arduo y doloroso camino de un espadachín hacia la venganza.
Tras los éxitos de Pluto y Scott Pilgrim, Netflix vuelve a ofrecer otra serie de animación de altísima calidad al más puro estilo Arcane, pero de corte oriental. Para este magnífico y ambicioso proyecto contaron con Amber Noizumi y Michael Green, guionista de películas como Logan o Blade Runner 2049. Con un total de ocho episodios con una media de duración de cuarenta y cinco minutos, se presenta como una de las mejores series del año.
Blue Eye Samurai, o como se titula en España, Samurái de Ojos Azules, cuenta la historia de Mizu, un samurái mestizo de ojos claros que jura venganza a los cuatro posibles hombres blancos que violaron a su madre, quedándola embarazada de él, y condenándoles a sufrir el racismo de la sociedad japonesa. Conforme avanza en su camino, su visión solitaria y fría de la venganza irá volviéndose cada vez más cálida, gracias a personajes que van uniéndose a la trama, aportando unas subtramas que, además de ayudar a avanzar la historia, hacen crecer al personaje de Mizu.

Esta serie es sin duda una de las grandes sorpresas del 2023. Un argumento muy clásico, si lo vemos de forma superficial, pero que está repleto solo de buenas decisiones, tan bien ejecutadas que consiguen atraparte y sorprenderte en cada episodio. En la obra podemos encontrar muchas referencias a la historia del cine. Los showrunners se han declarado fans del cine western y el cine japonés clásico, y no se esconden a la hora de reconocer que han querido homenajearlos. Entre las referencias y guiños más destacados encontramos: El Bueno, el Feo y el Malo, Kill Bill o el cine de Akira Kurosawa.
En el apartado técnico vamos a empezar hablando de una de las cosas que más hace brillar a la serie, la dirección. Es cierto que prácticamente cada episodio ha tenido un director distinto, pero si hay algo que han tenido todos en común es la maestría a la hora de diseñar coreografías y dirigir escenas de acción. Sin ningún tipo de censura, las peleas son sangrientas, viscerales y con un ritmo que no cesa, subiendo los niveles de adrenalina de los espectadores por las nubes. Pero no todo son espadas y flechas. Samurái de ojos azules sabe cómo narrar conversaciones interesantes, cómo jugar con los elementos de su entorno y, sobre todo, hacer que los personajes tengan carisma y peso en la trama de forma ecuánime.

Algo que diferencia esta obra de otras de origen nipón es el casi nulo uso del diálogo interno. Una característica que suele chocar al público menos acostumbrado a las producciones de anime. Los personajes se definen al más puro estilo cinematográfico occidental, es decir, mediante acciones. Además de Mizu, encontramos unos secundarios con un buen arco de evolución. Los más destacados son Ringo, Taigen, Akemi y, por supuesto, el gran antagonista, Abijah Fowler.
La dirección de fotografía es uno de los puntos fuertes de la serie. El uso del color, la luz y las sombras es sobresaliente; junto a una gran ambientación y diseño de personajes, te sumergen de lleno en el Japón de la época, con toda su crudeza, hostilidad y belleza. Las escenas al atardecer son brillantes, pero si tuviéramos que destacar algunas, estas serían las noches en el pueblo, en las que los farolillos bañan los planos de color, dando lugar a una estética muy cuidada y que cautiva a cualquier espectador.

Otro aspecto de ambientación que merece un apartado propio es el diseño sonoro. Los efectos de sonido logran transmitir en todo momento la fuerza que pretenden. Las peleas, las persecuciones y el sonido ambiente están muy logrados y en ningún momento te sacan de la historia. La música es perfecta, usan instrumentos clásicos como el koto o el shamisen para envolverte más si cabe en el periodo Edo. Pero, además, se toman algunas licencias como poner una canción de Kill Bill para una escena de acción. Una combinación explosiva que junto a todo lo anterior mencionado hacen de Samurái de ojos azules una gran obra audiovisual.
El siguiente párrafo puede considerarse spoiler, por lo que, si quieres evitarlo, salta al siguiente directamente.
Si hay un episodio que sobresale por encima del resto es el quinto. El cómo mezcla la obra de teatro con el pasado de Mizu y su presente es una gran decisión en cuanto a montaje y creatividad narrativa. Es sin duda un punto de inflexión de la trama, y es que llegamos a ver cómo Mizu empieza a vislumbrar luz en los ojos de su marido y como poco a poco se sume en la más profunda oscuridad para mostrarnos cómo llegó a convertirse en un onryo capaz de matar a cientos de enemigos sin titubear.

Estamos ante una obra muy valiente. Han contado lo que han querido y como han querido. La censura tanto en violencia como en escenas eróticas es nula, lo que es raro en una serie actual, cuyo objetivo suele ser llegar a públicos más generalistas. Desde Hanami Dango no recomendamos verla con tu primo pequeño.
Samurái de ojos azules es una serie muy fácil de ver para amantes y no tan amantes del género. Estamos deseando la confirmación de la segunda temporada y, sobre todo, saber vuestra opinión. ¿Os ha gustado? ¿Esperabais más? Dejadnos vuestras impresiones en los comentarios y no olvidéis seguirnos en redes para no perderos nada. Nos vemos próximamente en otra reseña.