¡Bienvenidos, lectores de Hanami Dango! ¡Qué ganazas había ya de esta comedia familiar de espías, encuentros y… ¿giros inesperados?! Y es que en este segundo cour de la temporada 1, a pesar de solo tener emitidos cuatro episodios, ya empezamos a notar cómo todos los miembros de la familia Forger comienzan a cambiar sus conductas y a sentir cariño los unos por los otros.

Los episodios dedicados a la Misión Apple son un punto de partida para observar esos nuevos sentimientos de afecto que despiertan en los tres protagonistas. Ya son una familia. Además de ser uno de los arcos con un estilo muy hollywoodense, con acción, villanos formados y la aparición de un nuevo miembro, trabajan juntos sin saberlo, y esa conexión inconsciente, pero que es tangible, coordina los planes de los tres protagonistas para que el mundo vuelva estar en paz. Al menos por hoy.

La aparición de Bond como nuevo miembro de la familia Forger ha dado vida a la historia. Ahora la familia está completa. En el tercer episodio con la llegada de nuestro querido perrito, un serio pero sensible padre de familia, Loid Forger, empieza a sacar su lado más tierno cuando tiene esos momentos de pensamientos racionalmente distantes en los que se dice a sí mismo que alguien como él no puede encariñarse con nadie. Ni formar una familia. Loid está empezando a querer estar en ese mundo que ha creado con sus chicas. Con su familia.

Ya en el cuarto episodio, el personaje se guarda los sentimientos de preguntar a Yor por qué llega tarde a casa o si le pasa algo. ¿Por qué iba a preguntar? No tiene nada que ver con la misión ¿no, Loid? Por otra parte, a Yor también le cuesta asimilar que está encantada con el hogar que han formado los tres. «No puedo perderlos», y añade: «Por mi trabajo, claro».

Además, ya estamos notando como ese amor del que ella, creemos, no es consciente aún está llevándola a superarse a sí misma para estar a la altura de la responsabilidad que corresponde ser madre. Yor está feliz en esa vida inventada. Sin embargo, los humanos somos complicados, y olvida el objetivo real por el cual hace todo lo posible para ser la madre y esposa. Porque ha llegado a la conclusión que solo está satisfecha con su trabajo y esfuerzo si tanto Anya como Loid son felices. El instinto de proteger, romper sus límites y llorar de felicidad al verlos comer algo tan cotidiano como un estofado de la zona sur del país, consigue que su estado de alerta desparezca. Está convirtiéndose en una Yor totalmente diferente. Ya no es solo Yor la asesina.

Sin embargo, Anya, para ser la pequeña, es la única que sabe lo que siente y hace lo que hace por sus padres porque los quiere. Este personaje es dulzura, sinceridad e inocencia. Por eso, la queremos en esta temporada y en todas las que vengan.

Lo que está claro es que los cuatro personajes se necesitan los unos a los otros para confiar en sí mismos, recuperar sus lados más espontáneos y humanos sin reglas ni dogmas y, cómo no, para encontrar su lugar en el mundo.

Y hasta aquí, familia Dango. ¡Estamos deseando ver más episodios de esta familia tan especial! No tenemos duda alguna que se trata de las primeras impresiones pero… no de las últimas.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.