¡Bienvenidos, seguidores de Hanami Dango! Hoy venimos a hablaros de una de las series sorpresa de la temporada. Nos referimos a Ya Boy Kongming! (Paripi Koumei), anime basado en el manga homónimo de Yūto Yotsuba y Ryō Ogawa. A pesar de su premisa estrafalaria, la obra nos ha dejado enganchados y con ganas de seguirla semana a semana.

Decimos que es una de las sorpresas de la temporada porque ha pillado a la mayoría bastante desprevenidos. El anime está basado en un manga que no es especialmente conocido, al menos en España, pese a contar con algún que otro premio. Además, su argumento parece, a priori, la típica idea poco inspirada de isekai inverso de comedia atolondrada. El estudio encargado de la animación, P.A. Works, sí que nos tiene acostumbrados a buenos trabajos, pero lo suyo son las historias originales o las adaptaciones de novelas y videojuegos. De hecho, esta es la primera vez que P.A. Works adapta un manga y, por si fuera poco, lo hace con un director primerizo en el puesto.
Con todo esto en cuenta, no es raro que Ya Boy Kongming! haya pasado agazapada bajo los radares antes de su estreno, y más en una temporada tan cargada de títulos potentes. Aun así, el boca a boca ha funcionado y ha empezado a ganar popularidad tras los primeros episodios. En Hanami Dango también ha gustado y os queremos contar por qué, ¡así que seguid leyendo!
Un genio estratega en Shibuya
La historia de Ya Boy Kongming! comienza con el fallecimiento de Zhuge Liang, nombre de cortesía Kongming, un brillante estratega del reino de Shu que vivió durante la época de la antigua China conocida como Tres Reinos. Su última plegaria antes de morir fue la de renacer en un mundo pacífico. Su deseo se cumple y reaparece en el Japón moderno, en plena fiesta nocturna de Shibuya. Esa misma noche escucha cantar a una chica llamada Eiko y queda conmovido de tal manera con su voz que decide convertirse en su estratega para ayudarla a hacer despegar su carrera.

Kongming conoce a Eiko cuando las esperanzas de la chica de triunfar como cantante están a punto de desvanecerse. Todas las audiciones a las que se presenta acaban en rechazo y el único escenario que pisa es el del bar en el que trabaja como camarera, que ni siquiera es conocido como local de conciertos. Eiko está a un paso de tomar la decisión de abandonar sus sueños. ¿Qué ayuda puede ofrecerle un estratega militar de la antigua China en una situación como esta?
Uno de los aspectos más interesantes de la serie es que introduce cierto componente de «batallas de inteligencia». Kongming es el Lelouch de la música, el Light Yagami del espectáculo, el Shikamaru de los escenarios. ¿La actuación de Eiko va a quedar opacada por la de una artista más popular? Manipulemos el flujo de espectadores en el local. ¿La localización del escenario es nefasta? Esperemos al momento propicio para causar un mayor impacto. El anime cuenta con momentos de crisis y emoción contenida que se resuelven cuando los planes de Kongming toman forma.

Es una dinámica que hemos visto en infinidad de animes, pero aplicada en un contexto muy atípico. Además, lo más curioso es que los planes de Kongming se basan en tácticas militares de la China ancestral, pero él las aplica a problemas de la industria musical moderna. ¿Suena disparatado? Lo es, pero la idea funciona porque la lógica de estos planes está bien fundamentada y la serie lo explica con paralelismos fáciles de entender.
Una dupla protagonista de carisma y encanto
Tanta brillantez y ese derroche de clase con el que supera los obstáculos y se adapta a su nueva vida hacen de Kongming un personaje rebosante de carisma. Es el tipo de persona capaz de parecer inteligente llevando unas gafas ridículas o de dar una imagen de solemnidad y sabiduría vestido con un chándal. Además, pese a lo absurdo de su procedencia, la serie se ha preocupado por humanizarlo. Es un individuo que siente y padece. Parece cargar con arrepentimientos de su vida pasada y eso se plasma en la emotividad que muestra cuando se evocan en él ciertos recuerdos.


En el caso de Eiko, su atractivo está en su enorme encanto. Derrocha simpatía y su función en la serie es llenar el escenario de energía. A veces se echa en falta verla en un papel un poco más proactivo, pero es difícil no simpatizar con ella. Además, aunque se muestre insegura a menudo, cuando está motivada es un personaje tan apasionado que resulta completamente adorable. Esta faceta queda incluso más remarcada por el diseño del personaje, que en el caso de Eiko se empapa de los rasgos moe característicos del estilo de Kanami Sekiguchi, diseñadora de personajes del anime.


La de Eiko y Kongming es una relación de camaradería que, por raro que pueda parecer, resulta muy entrañable. Ambos son almas perdidas que encuentran consuelo y esperanza en el otro. Para Eiko la música es aquello que da sentido a su vida y Kongming supone un apoyo incondicional que le permite recuperar la fe en sí misma. El estratega, que en su vida previa no logró la paz que tanto ansiaba, descubre un nuevo propósito en la capacidad de Eiko de transmitir sentimientos con su voz.
Ambos personajes también son claves para el apartado humorístico de la serie. La presencia de Kongming en medio de la Shibuya moderna resulta hilarante, aunque lo más tronchante es verlo encajar tan absurdamente rápido en ese ambiente. En Eiko encontramos la mayor parte de las reacciones graciosas a las excentricidades de su compañero. Muchas de ellas, en forma de escenas caricaturescas, que son muy recurrentes a lo largo de los episodios. El dueño del bar también colabora en la comedia al ser el único personaje capaz de seguir a Kongming con sus referencias frikis a los Tres Reinos.
Una puesta en escena bonita y llena de energía
Las adaptaciones de mangas con temática musical tienen una ventaja crucial: es muy fácil conseguir un valor añadido. Por muy bueno que sea el manga, es complicado generar una respuesta emocional potente a partir de la música cuando el lector solo se la puede imaginar. Aquí el formato anime juega siempre con ventaja; la cuestión es saber aprovecharla.

Ya Boy Kongming! lo hace, pero sin abusar. La música elegida para la ocasión por Genki Hikota (compositor del ending de Yuri!!! on Ice) representa a la perfección los ritmos desenfrenados de la Shibuya nocturna. Aunque si hablamos de ritmo, hay que mencionar esa genialidad que tiene por opening, definitivamente el más bailable y desenfadado de la temporada. En menor medida, la canción del ending también hace que nos cosquilleen las caderas. Está cantada por 96Neko (opening de Scum’s Wish), que es la cantante que interpreta a Eiko durante sus actuaciones musicales. La suya es una voz con mucha fuerza, perfecta para el personaje, y resulta una delicia cada vez que aparece.
Las intervenciones de 96Neko durante la serie son quizás un poco escuetas, pero tienen lugar en escenas que tienden a estar especialmente cuidadas por parte de la dirección del anime. Algunas de ellas simplemente buscan plasmar la desbordante energía de Eiko cuando está dándolo todo en el escenario. Otras intentan transmitir sus emociones, como el maravilloso ejemplo de la escena de la guitarra acústica del primer episodio.
Es una escena que lo hace todo bien. Al estar acompañada nada más que por una guitarra, la voz resuena con especial fuerza y sentimiento. La dirección también es fantástica y combina los movimientos delicados de las manos y dedos de Eiko mientras toca la guitarra, con gestos más pasionales de la parte superior del cuerpo y la cara, que expresan toda la emoción contenida de la canción. De fondo tenemos a un Kongming emocionado al que rodea la luz del atardecer que entra por la ventana. Una luz que se posa directamente sobre Eiko con calidez, creando un efecto muy bonito.




El apartado artístico está dirigido por el legendario Junichi Higashi (Cowboy Bebop) y es otro de los encantos de la serie. La representación de los diferentes espacios del Japón más trasnochador está bastante lograda, sobre todo por la agradable paleta de colores que han utilizado. Además, se le saca bastante partido a la iluminación en ciertas escenas. En especial, en aquellas que transcurren en las salidas y puestas de sol o en las que permiten marcar fuertes contrastes entre las luces brillantes de los focos y la oscuridad de los locales.
El impacto inicial que poco a poco puede llegar a desvanecerse
Hemos alabado muchas cosas de Ya Boy Kongming!, pero toca enfriar los ánimos. Tras sus dos primeros episodios, que es en los que el director Osamu Honma ha estado más directamente implicado, la serie parece haber perdido un poco de presencia. No es tanto que haya bajado de calidad, pues sigue sin fisuras importantes, sino que cuesta más encontrar escenas con brillo propio. Mantiene su buen humor, su ingenio y su sensibilidad, pero no le saca todo el jugo que podría a los momentos cruciales. Quizás la dirección se ha vuelto un poco sosa, o quizás simplemente es que es un proyecto que no fue concebido para demasiados derroches.

¿Hasta qué punto las buenas críticas recibidas por el anime se deben a su calidad intrínseca y no al simple hecho de que nadie esperaba mucho de ella? Cuando las expectativas son bajas, es más fácil dejar satisfecho al público y quizás le haya pasado un poco eso. Ya Boy Kongming! está siendo una buena serie, pero le falta algo para competir con los pesos pesados de la temporada. Sigue teniendo una baza muy potente en los momentos musicales, si decide sacarles provecho. También en la emoción de las estrategias sorpresa de Kongming. Pero si no retoma la postura más inspirada que nos engatusó al principio, acabará quedando eclipsada.
Nos despedimos deseándole la mejor de las suertes a la serie y pidiéndole que dé lo mejor de sí para que podamos seguir disfrutándola semana a semana. Recordad que está disponible en HIDIVE, aunque solo con traducción al inglés. ¿Qué opináis vosotros, lectores? ¿Está Ya Boy Kongming! a la altura de los mejores animes de la temporada? Venid a contarnos vuestras opiniones en nuestro canal de Discord. Además, no olvidéis que podéis seguirnos en nuestras redes sociales y apoyarnos a través de Patreon. ¡Hasta la próxima!