¡Siempre es un placer encontrarnos, seguidores de Hanami Dango! El post de hoy es muy especial, porque, aunque se habla mucho más de los openings de los animes que de sus endings, estos también tienen muchísima importancia. Por eso no podemos quedarnos callados ante la tremenda joya que acompaña a Shingeki no Kyojin en cada episodio de esta temporada. Sí, hoy toca análisis.

Pero cuidado: vamos a hablar sin tapujos, con muchos spoilers, del final del manga. Y cuando hablamos de spoilers, queremos decir SEÑORES SPOILERS. Si solo seguís el anime, os invitamos a ver el vídeo que le dedicamos al opening, en el que no desvelamos nada de lo que está por venir.

Para los que ya sabéis cómo termina esta historia: aquí nuestra opinión sobre su final. Ahora sí, vamos con el análisis del séptimo ending de Shingeki no Kyojin.

«Las balas de hierro son prueba de justicia» canta Ai Higuchi para empezar Akuma no Ko (que por cierto, significa ‘Hijos del demonio’), una canción en la que en realidad el que habla es Eren. Así, por todo lo alto nos lanzamos a la piscina. Este verso parece querer justificar toda la ola de violencia que rodea a la recta final de esta obra. En la siguiente línea resulta mucho más explícito: «Por eso cada vez que disparaba, sentía que me acercaba más a aquel héroe». Los héroes siempre son los buenos, ¿no?

Sin embargo, la justificación termina pronto: «Pero al cerrar mis ojos y tocarlo me estremecí, porque era un demonio con mi mismo cuerpo y temperatura». Duda, porque somos lo mismo, porque resulta que, héroe o no, es igual a los demás. Porque resulta que la violencia NO trae la salvación.

Hasta aquí, la letra se acompaña de un Eren chikito que mira al frente y del que, en un principio, solo vemos la cara, pero el plano se va abriendo hasta que le vemos entero, de pie, sobre un campo lleno de flores blancas. Rápidamente identificamos qué Eren es, gracias a su bufanda y al cuchillo manchado de sangre que sujeta: es el Eren que salvó a Mikasa. El ending comienza recordándonos el primer momento en el que Eren utilizó la violencia en defensa de la libertad (de la Ackerman, en este caso).

Tras un primer plano de una gota de sangre cayendo directamente sobre una flor, la cámara comienza a seguir desde un lado a Eren, que camina hacia adelante. Las dudas regresan: «¿Acaso soy un villano? ¿Podría ser eso algo bueno?», insiste, sin tenerlas todas consigo, reflexionando rápidamente sobre esa supuesta violencia por la paz. 

Y llega la referencia a no ser libres: «Por ese gran muro que se encontraba allí». Y llega la resignación: «Tuve que aceptar hacerlo». Y llega la declaración de principios que siempre ha caracterizado a Eren: «No llores por el destino donde nacimos, porque todos tenemos derecho a la libertad».

A la vez que resuena esta última frase (con mayor intensidad la parte final), nuestro Eren chikito levanta la mirada hacia el cielo a la vez que el viento le roba la bufanda, que se convierte en un pájaro dorado. Esta obra siempre ha tomado a los pájaros como metáforas de libertad y en esta parte la canción lo recalca, diciéndolo directamente. «Si tuviera alas al igual que un pájaro, podría ir a cualquier otro lugar». Y esto lo dice mientras vemos al ave volar entre las nubes.

Sin embargo, es solo un espejismo. Pronto, una jaula apresa al pájaro. «Pero… aún con lugar al que poder regresar, ahora estoy seguro de que no podré ir a ninguna parte». El pájaro desaparece y la imagen se desplaza hacia abajo, para hacer aún más evidente que todo esto lo dice Eren, a quien ahora encierran los barrotes. «Solo… yo solo odio vivir así».

Entonces llega el momento más emotivo de todo el ending, tanto lírica como visualmente. Porque desaparece la jaula y Eren mira a su alrededor sorprendido y feliz. Porque la letra se convierte en un mensaje de amor: «Este mundo ha sido tan cruel, pero a pesar de eso, quiero que sepas que te amo. Sin importar lo que tenga que sacrificar, a pesar de todo te estaré protegiendo». 

Sabiendo como sabemos cuál es el final de Shingeki no Kyojin, emociona especialmente esta parte de la canción, que ha llenado montones de vídeos de TikTok. Porque siempre hemos sabido que lo que movía a Eren eran sus compañeros, pero no tan abiertamente sus sentimientos por Mikasa. Mikasa que es la que ha descrito precisamente como cruel y hermoso el mundo, Mikasa que siempre le estaba protegiendo también. Mikasa que es quien termina con su vida, porque, definitivamente, a Eren no le importaba qué sacrificar.

Señalar también algo que, quizás por la intensidad de la canción, parece haber pasado más desapercibido, puesto que, mientras escuchamos eso, lo que vemos son paisajes muy reconocibles de Paradis, como Shiganshina o la sala del trono, destruidos y abandonados. Muy posiblemente como referencia a las páginas extendidas del capítulo final del manga, esas en las que se muestra el paso de los años, en los que vemos cómo se progresa, pero también se retrocede, en ese idea de círculo y repetición que, valga la redundancia, rodea a la historia. 

Para la última frase del ending, el Eren de The Final Season, con sus prendas grises y su cabello largo, camina entre flores ahora de colores (porque ha conseguido su objetivo, aunque sea a través de su muerte). «Por favor no tengas dudas de si todo esto fue un error, recuerda que lo importante es que creí en mí mismo fuertemente». Y desaparece envuelto en luces, con cierto misticismo, como si de los Caminos se tratase. Como esa sensación que deja ver al pájaro colocarle la bufanda a Mikasa, esa sensación de que, de alguna manera, permanece.

Otras frases interesantes de Akuma no Ko (canción extendida):
«Fue una guerra tan estúpida y violenta, todo por una historia que se desconocía de un país». ¿No va de eso Shingeki no Kyojin, de una guerra movida por los rencores pasados, sin tener en cuenta la historia? Porque no, no vale lo que hicieron sus antepasados hace siglos: la historia del país también la componen los vivos del presente que, en este caso, eran los ignorados.
«Aún si mis palabras fueran traducidas, sé que el verdadero mensaje no se transmitirá». Los seguidores de Eren en realidad no le comprendían (eran más jaegeristas que él) y queda aún más demostrado al ver lo que hacen con Eldia, en lo que la convierten. Así mismo, también sabemos que no se difunde lo ocurrido, con Armin convertido en el nuevo Helos.
«Fui la sombra del elegido, al mismo tiempo un cadáver abandonado». Eren como el salvador, pero sin llegar a cumplir las expectativas que se tenían sobre él y, sí, finalmente fallecido.
«Y me di cuenta que en mis adentros, guardaba y crecía ese niño demonio, detrás de aquella escena de justicia, estuvo mi sacrificio, uno hecho desde el corazón del niño demonio» 💔

Y hasta aquí llega nuestro análisis a este ending tan bonico. ¿Qué os parece a vosotros, qué interpretación le dais a su letra? ¡Podéis contárnoslo en nuestro servidor de Discord! Estaremos encantados de intercambiar opiniones 💗 Ojo: que no es aplicable solo a Shingeki no Kyojin. Cualquier comentario es bienvenido. ¡Nos leemos en otra ocasión, seguidores de Hanami Dango!

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