Amantes de los Gundam, ¡volvemos con nuestra querida franquicia! La crítica de hoy va dedicada a Mobile Suit Gundam: Cucuruz Doan’s Island, película de 2022 que se ha incorporado recientemente al catálogo de Crunchyroll. A pesar de sus más de 40 años, a la franquicia japonesa de mechas por excelencia no le falla el combustible y continúa produciendo nuevos títulos. Algunos de los más recientes han buscado darle un aire fresco a la saga, como la popular The Witch from Mercury. Otros, como el que nos ocupa, prefieren aferrarse a la vertiente más clásica.
Cucucuz Doan’s Island es una versión extendida del episodio 15 de la serie original. Volvemos, por lo tanto, a la siempre tan aprovechable Guerra de Un Año del Universal Century. Si no sabéis de qué estamos hablando, tenemos una guía que os puede ayudar a situaros dentro de la cronología de la franquicia. De todas formas, es suficiente con entender que nos referimos a los orígenes del universo principal de la saga.

Tomando como base el argumento del citado capítulo, Sunrise se ha sacado de la manga casi dos horas de película. Hacer un largometraje a partir de un episodio suelto puede parecer una idea un tanto disparatada, pero a los fans de la franquicia no nos ha pillado tan de sorpresa. Os contamos la historia, porque tiene cierta miga.
El legendario episodio perdido de Gundam
En 1979 se estrenó Mobile Suit Gundam, serie primigenia que sería el germen de esta enorme franquicia. Pese al éxito y reconocimiento que alcanzó después, lo cierto es que a esta primera serie no le fue demasiado bien. Tuvo varios problemas y algunos de los más importantes tuvieron que ver con la producción. Por aquel entonces, Sunrise era todavía un estudio bastante joven e inexperto y no andaba sobrado de medios para producir una serie de esta magnitud. Como resultado, la calidad de la animación se resintió bastante en ciertas partes. El episodio 15 se convirtió en una muestra especialmente notoria de ello.
Existen varias hipótesis que explican el bajón de calidad que sufrió este capítulo. Algunas teorías aluden a la hospitalización del diseñador de personajes y jefe de dirección de animación Yoshikazu Yasuhiko. Otras, a la externalización de la animación. Sea como fuere, la cuestión es que Toshiyuki Tomino, director y creador de la franquicia, pidió que el episodio fuese retirado de la versión internacional, condenándolo al ostracismo. Como suele pasar en estos casos, la curiosidad generada por el misterioso episodio acabó dándole tintes de leyenda. Más tarde, siguiendo el flujo natural de la vida, evolucionaría a meme de internet.

El efecto Streisand había hecho de las suyas. El episodio pronto empezó a recibir guiños en otros títulos de la franquicia e incluso llegó a ser la fuente de inspiración de un manga spin-off de Junji Oono, que estaba centrado en el pasado del personaje de Doan. Finalmente, Sunrise decidió que ya era hora de aprovechar la tan peculiar fama que se había ganado el capítulo. Como resultado, tenemos Mobile Suit Gundam: Cucuruz Doan’s Island, la película que busca reciclar el infame episodio 15 para crear un nuevo producto con animación de calidad. ¿Lo han conseguido? Os vamos adelantando que sí.
Los huérfanos y su protector
Pese a lo raro que pueda parecer, en realidad esta película tenía buenas papeletas para funcionar como título propio. En primer lugar, porque parte de una historia con un alto grado de independencia. Se trata de una trama cerrada y aislada casi por completo de otros acontecimientos de la serie, y que puede entenderse perfectamente con solo un mínimo de contexto. Además, es una historia de por sí con bastante potencial gracias a los temas que trata. Las críticas al mítico episodio 15 iban dirigidas a su nefasta animación, no a su argumento, por lo que era perfectamente aprovechable.


Para situarnos, la película nos lleva a una parte de la historia que transcurre en el planeta Tierra. Todo comienza cuando la White Base recibe la misión de investigar cierta isla y Amuro es enviado como avanzadilla. Sin embargo, desaparece en combate tras un breve enfrentamiento con un Zaku enemigo. Poco después, Amuro despierta en la isla y descubre que está habitada por un grupo de niños huérfanos. Además, un excombatiente de Zeon llamado Doan vive con ellos actuando como su guardián. El antaño brillante soldado renunció a su puesto, convirtiéndose en un paria, para dedicar su vida a proteger a los pequeños de las amenazas de la guerra.
Un oasis de paz en un mundo en guerra
Salta a la vista que la historia se soporta en dos de los pilares fundamentales de la franquicia: el drama bélico y el mensaje antibelicista. El primero sale a relucir de forma muy directa por la mera presencia de los huérfanos. Hacer patente el sufrimiento de los más inocentes es un recurso básico a la hora de evidenciar la crueldad de la guerra. Básico y también muy típico, aunque no por ello menos efectivo.
De todas formas, el filme no se focaliza en la miseria de los infantes; prefiere sacar a relucir su afán por buscar la felicidad en un mundo descorazonador. Lo lleva a cabo plasmando la realidad mundana de los chiquillos y no escatima ni en tiempo —pues dedica buena parte de la película a ello— ni en detalles. Detalles tan simples y a la vez tan esclarecedores como el tablero de ajedrez en el que las piezas faltantes se han sustituido por tapas de botella y piedras.


El mensaje antibelicista se desarrolla principalmente a través de las contradicciones del personaje de Doan. El antaño implacable guerrero ahora lucha por proteger a los más desprotegidos, pero no ha abandonado ni las armas ni la violencia. La película ha sabido incluir nuevo trasfondo sobre su pasado —inspirado en el ya citado manga de Junji Oono —, que suma carga dramática a su historia personal. La interacción de Amuro con los niños también suma a la temática, ya que el personaje se encuentra inmenso en un conflicto interno tras haberse obligado a convertirse en soldado.
Los detalles sobre el pasado de Doan se suman a otros elementos originales de la película que, por lo general, enriquecen la historia y le dan un sentido más global a la trama en su conjunto. Con ellos han podido desarrollar mejor los personajes —en especial el de Doan y el propio Amuro— y han sido capaces de crear un final más intenso. El grupo de antagonistas es probablemente el añadido menos aprovechado. Aun así, la película no da la sensación de tener metraje de relleno y el sentido narrativo de la historia se mantiene en todo momento sin interrupciones. Gracias a ello, la existencia de este largometraje queda validada.
Un apartado audiovisual que une diferentes generaciones
Uno de los objetivos de la película era resarcirse por la pobre calidad con la que vio la luz aquel desafortunado episodio 15. La tarea ha quedado en manos de Yoshikazu Yasuhiko, diseñador de personajes original de la franquicia, quien ha tomado los mandos de la dirección. Junto a él encontramos a un equipo formado por gente más joven pero también con experiencia en Gundam. Varios de ellos fueron parte del staff que trabajó en Mobile Suit Gundam: The Origin, precisamente otro título con olor a añejo y con un estilo que nos recuerda bastante al de este filme.


En su apartado visual, Cucuruz Doan’s Island ha optado por una estética con reminiscencias a las obras clásicas, pero con base en las técnicas modernas de animación. Esto le ha permitido mantener la esencia primigenia de la franquicia y, a la vez, añadir el plus de espectacularidad de la animación más actual.
Esta postura conciliadora entre lo clásico y lo moderno se deja notar en la renovación de los diseños de personajes, que han recibido un importante lavado de cara, aunque manteniendo su identidad. Más patente es incluso en la animación de los mechas, que han ganado en libertad de movimientos, pero sin llegar a alejarse del realismo que caracteriza a Gundam. Con todo, las escenas de acción andan un poco escasas de fuerza y no hay momentos que destaquen demasiado.
Ese interés por el realismo se ha dejado ver también en el apartado artístico. La escenografía emula el paraje real —la isla Alegranza, del archipiélago canario—, mostrando un paisaje seco y de carácter rocoso. Nada que ver con el entorno boscoso genérico del episodio original.

Valoración final
Mobile Suit Gundam: Cucuruz Doan’s Island es una película tremendamente cumplidora. Toma un esquema clásico muy estándar y lo ejecuta con solidez. No inventa nada y no toma grandes riesgos, pero ha sabido aprovechar muy bien las posibilidades de la historia que ha recuperado. Este título se suma así al muy distinguido y siempre creciente listado de obras de Gundam que merecen la pena. No llega a la brillantez y grandiosidad de algunos de sus compatriotas, pero no os dejará insatisfechos.
Nos aventuramos a creer que la película gustará más a los nostálgicos que sean seguidores de la franquicia desde hace tiempo. Aun así, puede funcionar perfectamente con los nuevos aficionados. En Hanami Dango estamos encantados de hablaros de Gundam y esperamos volver a hacerlo en el futuro, con nuevas críticas y recomendaciones de títulos de hoy y antaño. Así que, ya sabéis, no os olvidéis de apoyarnos en las redes sociales. ¡Hasta la próxima!