¡Hola a todos, lectores de Hanami Dango! ¿Alguna vez os habéis preguntado cuál es el origen del manga o cuál fue el primero que llegó a España? En este artículo os vamos a hablar de las diversas teorías sobre su origen y cómo el manga fue evolucionando hasta lo que conocemos hoy en día.
Teoría del Choujuu Giga
Una de las teorías remonta el origen de este arte a unos dibujos llamados Choujuu Giga (鳥獣戯画) en los que aparecían animales haciendo cosas propias de seres humanos (las ranas representan a los monjes y los conejos a los nobles).
Estas caricaturas cómicas nacieron en el siglo XII en los templos japoneses y han sido atribuidas a un monje llamado Toba Sōjō que vivía en las montañas de Kioto. Estas pinturas se encuentran en rollos de tela ilustrados llamados emaki o emakimono que se usaban para contar historias de los monasterios y transmitir enseñanzas.


Se considera que estos rollos ilustrados son uno de los precedentes del manga por la narrativa mediante dibujos para contar las historias, también empleada en los manga, y al enfoque satírico de sus historias (el término 漫画 (manga) hacía referencia en un origen a historias de corte humorístico).
Sin embargo, esta teoría actualmente es poco apoyada y se podría considerar obsoleta ya que tendríamos que hacer demasiadas suposiciones para unir estos dibujos del siglo XII con el manga, cuya aparición es en el siglo XX.
Teoría del Kamishibai
Los kamishibai (紙芝居, teatro de papel) son una forma de teatro itinerante que forma parte de la tradición japonesa. Mediante imágenes dibujadas en cartones o tablas de madera que se colocaban en pequeños escenarios de madera o metal, el cuentista se encargaba de narrar historias. Al igual que la teoría anterior, el kamishibai como tal tampoco se puede entender propiamente como “el origen del manga”, aunque esté relacionado en cierta forma con este.
- 紙 – kami: papel
- 芝居- shibai: drama, teatro
Nadie conoce el origen exacto de estos teatrillos callejeros, pero se pueden entender como una combinación de varias influencias culturales y tecnológicas entre las que podrían estar las artes escénicas (butai geijutsu), las proyecciones de linterna mágica, los Toba Ehon (鳥羽絵本: libros que contenían ilustraciones acompañadas de texto en forma de cuentos o narraciones cortas) y el propio empleo del kamishibai para usos publicitarios.


Los kamishibai han sido una forma de entretenimiento muy querida y apreciada en Japón desde hace siglos, aunque no fue hasta la posguerra que se hicieron realmente populares. El kamishibai contemporáneo nació alrededor del 1930 en los barrios más concurridos de Tokio y tuvo gran influencia entre las décadas de 1930 y 1950. Se calcula que en 1933, solamente en Tokio, existían 2500 kamishibai y que en su apogeo más de 5 millones de niños y adultos llegaron a disfrutar diariamente de estas narraciones.


El cuentista, o kamishibaiya, viajaba en bicicleta o a pie por vecindarios y comunidades ganándose la vida vendiendo dulces tradicionales japoneses muy baratos en lugar de un precio de admisión. Estos corrían por tomar los primeros lugares frente al pequeño escenario de madera, llamado butai, en el que insertaba ilustraciones que iba mostrando a medida que avanzaba su relato.
Así, el kamishibai floreció en las ruinas de la posguerra como un entretenimiento barato para los niños y una manera de ganarse la vida para veteranos de guerra que habían quedado desempleados o para personas refugiadas y desplazadas. Desgraciadamente, a excepción de unas pocas estrellas, la mayoría de escritores e ilustradores cayeron en el anonimato.
Este arte experimentó una decadencia y cedió su terreno a los libros y las bibliotecas. Esta decadencia se debió al cambio en los gustos del público, la evolución de la educación y la alfabetización y la aparición de medios de entretenimiento modernos, como la llegada de la televisión en 1953. El kamishibai estaba tan arraigado que cuando se introdujo por primera vez la televisión se la empezó a llamar denki kamishibai (teatro de papel eléctrico).

También hubo casos como el de Ninja Woman, una historia de kamishibai que desapareció durante la ocupación estadounidense de Japón debido a la prohibición de tratar las artes marciales en el arte como un intento por sofocar el espíritu feudal japonés que condujo al imperialismo.
Las historias que podíamos encontrar representadas podían ser de diversos géneros: cuentos tradicionales, fábulas, relatos históricos, yokai, aventuras o cualquier otra narrativa. Algunas historias famosas de kamishibai eran Momotaro, el niño que nació del melocotón, Urashima Taro, La princesa Kaguya, el Prince of Gamma (uno de los primeros superhéroes ilustrados del mundo con identidades secretas) o Golden Bat (uno de los primeros superhéroes disfrazados ilustrados y el personaje más popular durante la época dorada del kamishibai).
Los puntos principales en los que se sustenta la teoría de que el origen del manga bebe del kamishibai son:
- Muchos artistas de kamishibai crearon historias visuales con paneles que tuvieron un impacto significativo en lo que conocemos ahora como manga. Algunos aspectos importantes son el enfoque visual de la narración, la acción y el dramatismo involucrados en las historias y el desarrollo de personajes mediante el diálogo.
- En el kamishibai había historias enfocadas para niños o para niñas, igual que pasa con el manga (shoujo manga y shounen manga).
- Algunas de las historias que fueron creadas para ser representadas en los teatros callejeros se volvieron populares y empezaron a ser adaptadas a papel, a manga, y se empezaron a vender en librerías de alquiler. Este es el caso de mangas como Hakaba no Kitaro de Shigeru Mizuki (título que cambiaría a Gegege no Kitaro a partir de 1967 cuando el manga recibió una serie de animación).
En las últimas décadas ha habido un interés renovado por los kamishibai como método de entretenimiento y en entornos educativos, lo que ha llevado a la creación de libros, manga y anime sobre este teatrillo. Por ejemplo, Yamishibai, estrenado en 2013, es un anime sobre diversas historias cortas de terror que toma como inspiración el kamishibai. Actualmente consta de 11 temporadas, siendo la última de la pasada temporada de verano de 2023.
Gegege no Kitaro
Para ver un poco más en profundidad lo relacionados que estaban el kamishibai y el manga, os vamos a hablar de Shigeru Mizuki, uno de los autores japoneses que trabajó tanto en el mundo del kamishibai como el del cómic japonés.
Shigeru Mizuki (1922 – 2015) comenzó su carrera artística trabajando como kamishibaiya en la década de 1950, antes de convertirse en un mangaka reconocido. Su experiencia en el kamishibai —que requería un estilo visual y narrativo claro y expresivo— influyó en su estilo de narración de historias y en su enfoque artístico, que más tarde se reflejó en su trabajo en el manga. Las historias de Mizuki a menudo involucraban elementos sobrenaturales, monstruos y seres míticos, temas que más tarde se convirtieron en un sello distintivo de su trabajo en el manga.
El origen de la creación de Kitaro es interesante y nada simple. A principios de la década de 1930, existía un kamishibai basado en el folclore japonés llamado Kosodate Yurei. Este kamishibai recibió una nueva versión de kamishibai muy popular, llamada Hakaba Kitaro (El Kitaro del Cementerio). Fue de esta versión en la que se inspiró Shigeru Mizuki en 1954 para crear una nueva versión de este kamishibai.
Este nuevo relato creado por Shigeru fue llamado Hakaba no Kitaro y marcó el inicio de la serie Kitaro, aunque las versiones de kamishibai de Kitaro creadas por Mizuki no se conservan en la actualidad. Sin embargo, algunas partes de la versión original se pueden ver en libros como Shibai Showa-shi de Koji Katta.


Su famosa obra GeGeGe no Kitaro, que ha tenido una gran cantidad de obras relacionadas, incluyendo manga, anime, películas, novelas, dramas, juegos y producciones teatrales, tuvo sus raíces en el kamishibai. Entre 1960 y 1965 aproximadamente, Mizuki dejó de ser un kamishibaiya y cambió el enfoque de su producción hacia el manga de alquiler. En esta época publicó multitud de trabajos entre los que estaba una versión manga de Hakaba no Kitaro.
Sorprendentemente, no fue hasta que Kitaro se convirtió en un manga regular, después de empezar a serializarse en la Weekly Shonen Magazine (1965), que el término yokai empezó a utilizarse con frecuencia.
En 1967, el nombre del manga cambió de Hakaba no Kitaro a GeGeGe no Kitaro. El cambio fue motivado por la producción de su primera serie anime que saldría a la luz en 1968, ya que se consideraba que contener la palabra cementerio en el título lo hacía poco atractivo para el público. En ese mismo año, Mizuki estaba serializando obras de Kitaro en cinco revistas diferentes, tanto en revistas para niños como dirigidas a un público adulto joven.
En 1969, en pleno apogeo de su popularidad, la serie en Weekly Shonen Magazine llegó a su fin. Sin embargo, la producción de nuevas series de manga y adaptaciones de anime de Kitaro nunca paró. A medida que la serie se fue volviendo a emitir en televisión y se fueron publicando nuevas historias en revistas, hizo que la popularidad de GeGeGe no Kitaro no dejase de aumentar. Así fue como Kitaro se convirtió en un icono duradero en Japón hasta hoy en día.
Teoría del kibyōshi
Esta teoría es una de las más aceptadas sobre el origen del manga. Kibyōshi significa ‘cubierta amarilla’, y hace referencia a un género de libros ilustrados japoneses para adultos del período Edo posterior. Los kibyōshi incluían imágenes con textos (en los espacios en blanco), por lo que tenían muchas similitudes con lo que conocemos como manga. Esta teoría demostraría así que Japón tiene una de las tradiciones de cómics más antiguas del mundo.
Los libros ilustrados para adultos evolucionaron a partir de los libros ilustrados para niños, lo que refleja la madurez del consumismo y la cultura Edo, la antigua capital de Japón que pasaría a llamarse Tokio. A finales del siglo XVIII, Edo, además de ser la ciudad más poblada del mundo, era la más alfabetizada, por lo que gran parte de la población podía leer estos kibyōshi. Sin embargo, los kibyōshi solo fueron populares entre 1775 y 1806, a partir de esa fecha prevalecieron los gōkan, volúmenes con historias más largas.

Los kibyôshi representaban de manera cómica la vida cotidiana de las personas y se utilizaban para hacer sátiras políticas y sociales desde dentro de los propios muros de los barrios del placer de Edo. Estas historias solían dividirse en 3 libritos de 10 páginas de papel cada uno de aproximadamente tamaño B6 cosidas a mano. Asimismo, el precio era en general bajo y se sabe que obras de autores famosos llegaron a vender más de 10 000 unidades.

Con el tiempo, en las historias se fueron incorporando diálogos y algunas historias incluso incluían bocadillos de texto. Algunos kibyōshi llegaron a contener múltiples fotogramas en una página o imagen para realzar la complejidad de la escena y acelerar la progresión de la historia. Esto es algo similar al manga, especialmente el uso de fotogramas irregulares.
A pesar de la inofensiva alegría inicial, el kibyōshi se vio obligado a cambiar de narrativas humorísticas y fantásticas a historias serias y moralistas. Además, el cambio del formato, que pasó de ser una colección de varios libros delgados a un libro grueso para historias más largas parecidas a novelas, puso fin a la popularidad del kibyōshi.
Influencia occidental
Hay otra teoría que indica que el origen del manga está en los cómics que llegaron a Japón a través de la colonia extranjera que se instaló en Yokohama y Kobe sobre 1864-1865, una vez que Japón hubo abierto las fronteras del país después de la Restauración Meiji.
Aunque no podemos decir que el origen del manga se deba solo a la llegada de la cultura extranjera porque estaríamos haciendo un discurso completamente eurocéntrico, no se puede negar que estas publicaciones llegaron a Japón y posiblemente inspiraron a los precursores del cómic japonés actual.
Mediante esta colonia, los extranjeros (gente británica, norteamericana, rusa y francesa sobre todo) trajeron sus costumbres, entre ellas las publicaciones de tipo satírico como revistas y periódicos. Dos de las más destacables son The Japan Punch, escrita en inglés, y Tôbaé, que estaba escrita en francés.


Al principio usaban a dibujantes occidentales, pero poco a poco fueron enseñando a japoneses que fueron trabajando en este tipo de revistas y que incluso llegaron a crear las suyas propias. Este es el caso de Tokyo Puck, creada por Rakuten Kitazawa, quien es conocido como el primer dibujante de manga profesional, es decir, el primero que se ganaba la vida exclusivamente dibujando cómics.
El dibujo de Kitazawa imitaba el estilo de las caricaturas de esa época de finales del siglo XIX a principios del siglo XX. Todavía no se habían implementado los bocadillos de diálogo con texto, así que estos se encontraban dispersados por los huecos en blanco de las páginas, muy parecido a lo que pasaba con los ya mencionados kibyôshi.


Kitazawa estuvo activo hasta los años 30 aproximadamente y 11 años después de su muerte, en 1966, se inauguró en Saitama el Museo municipal de arte tebeístico dedicado a su figura.

Entre sus obras destacan Tagosaku to Mokubê no Tôkyô-Kenbutsu (田吾作と杢兵衛の東京見物, Tagosaku y Mokube visitan Tokyo), considerado el primer manga moderno, y Tonda Haneko. Este último fue el primer manga publicado en España, ¡y nada más y nada menos que en catalán! Esta obra publicada en Japón en 1929 vería la luz en catalán en la revista Cavall Fort nº 137/138 (número doble) del año 1968, en la sección Mostra de còmic mundial.
En los años 20 empezaron a salir más y más cómics para niños. Las aventuras de Shou-chan fue el primer cómic japonés per se con globos de texto y el primero en alcanzar una popularidad masiva. A partir de aquí, las publicaciones empezaron a tomar la forma de cómic como actualmente lo conocemos.


El cómic más conocido de los años 30 fue Norakuro. Norakuro es una de las obras más importantes de la historia manga ya que acompañó a los lectores durante varias décadas. Este manga totalmente imperialista nos presenta a un perro que es militar y que lucha contra otros ejércitos de perros o de monos —que representan a los enemigos de Japón en esa época—.
La política imperialista japonesa estaba luchando en el Pacífico y en Asia para incorporar territorio: Corea y China estaban bajo dominio japonés, e incluso llegaron hasta la India a parte de todo el Pacífico. Norakuro reflejaba bastante el clima de esta época siendo la historia de un perro militar.


En este manga, las estructuras de las viñetas eran muy simples: todo simétrico y con planos largos. Como no había una cantidad excesiva de información en los dibujos y no eran muy dinámicos, era necesario leer el texto para comprender lo que estaba pasando en la historia.
En 1947 surge la gran figura del manga: Osamu Tezuka, el Dios del Manga. Tezuka vivió la guerra de adolescente, aunque no fue a luchar, por eso toda su obra queda impregnada de humanismo, pacifismo y amor por la vida. Estudió medicina por influencia de su abuelo, que era médico, e incluso llegó a sacarse el doctorado. Aunque nunca llegó a ejercer de médico, usó sus conocimientos para crear obras como Black Jack, que trata de un cirujano ilegal que lo cura todo pero cobra cuantiosos honorarios.
La nueva isla del tesoro (1947) de Osamu Tezuka revolucionó el manga y llegó a vender 400 000 ejemplares en una época en la que Japón estaba destrozado por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. Si no hubiera existido este manga que inspiró a gran parte de la generación de autores posteriores, nos habríamos perdido Doraemon, Joe del mañana, etc. Este manga era como ver una película dentro de sus páginas, la secuencia de escenas cambiaba de foco, de plano, de perspectiva…
El origen de la palabra manga (漫画)
El origen del término ‘manga’ en sí también es muy interesante. Hokusai Katsushika, el famoso artista ukiyo-e que pintó La gran ola de Kanagawa, fue el que incubó la palabra manga.
La primera vez que este término fue usado es en 1814 cuando el maestro Hokusai publicó el primero de una serie de 15 volúmenes llamados Hokusai Manga (北斎漫画), publicados entre 1814 y 1834. Sin embargo, el uso de esta palabra no se popularizó hasta el siglo XX.
En sus páginas había un poco de todo, desde investigaciones sobre los tipos de torii (grandes puertas que delimitan el espacio sagrado en los santuarios) hasta comentarios sobre la vida cotidiana del pueblo japonés.
Manga (漫画), según su etimología, significa ‘dibujos aleatorios, caricaturescos, tontos o irresponsables’.
- 漫 – man: arrojado aleatoriamente
- 画 – ga: para dibujar


Eso es todo por hoy, lectores de Hanami Dango. Esperamos que os haya gustado este post en el que llevamos trabajando tanto tiempo. Estamos encantados de leer vuestros comentarios tanto aquí en el blog como por X (Twitter). ¡Os esperamos en el siguiente post! Chauu