¡Bienvenidos, lectores y lectoras de Hanami Dango! Imaginad que tenéis doce años recién cumplidos, habéis acabado de comer y os disponéis a ver vuestra serie favorita antes de ir a extraescolares y en ese momento falla la antena, la única solución posible era llamar a tu amigo e ir a verla juntos a casa de sus abuelos antes de volver al colegio. Hoy hablaremos de un anime que posiblemente suscite recuerdos llenos de nostalgia como el que acabamos de describir. Bienvenidos al análisis de la obra Shaman King de Hiroyuki Takei.
Si no recordamos mal sería 2008 (quizá 2007) cuando lo emitieron en Canal Sur 2, pero como solía ocurrir, este anime existía en tierras niponas desde 2001, por lo que las dos décadas están totalmente justificadas. Además, tuvimos suerte de volverla a ver hace poco, por lo que la nostalgia no nos influirá mucho a lo largo del artículo. Comenzaremos a señalar algunas similitudes de las dos adaptaciones:
Manta Aoyamada es la primera voz que escuchamos en la serie, algo que se mantiene en ambas realizaciones del anime, que nos introduce en lo que está a punto de ocurrir. Esto es destacable porque es el mejor amigo del protagonista, Yoh Asakura. Es una pieza fundamental, aunque no goce de una gran evolución en la historia. En la adaptación actual peca de ser muy infantil a veces, sobre todo antes del encuentro con Fausto.

En cuanto a la adaptación actual, más fiel al manga, ya empieza a mostrar diferencias con respecto a la de 2001. Destacamos, además del cambio de color de los ojos de Yoh, Anna o Hao, que siguen faltando algunas cosas, como la explicación de la tabla mortuoria. Concretamente es desde que comienza el «Torneo de Chamanes» cuando se toman caminos distintos.
En 2001 el manga aún estaba en publicación mientras se llevaba a cabo la adaptación al formato televisivo, por lo que llegó un momento, al igual que ocurrió con Fullmetal Alchemist, en el que la serie de televisión alcanzó la trama que se estaba realizando en el manga y decidieron ir por otro camino distinto.
Observamos por tanto una discusión —o al menos, una controversia— con repercusión en su día y que seguro volverá cuando se puedan comparar los finales de los dos animes. Es fácil vaticinar que habrá un bando movido por la nostalgia de hace veinte años que decidirá apoyar la serie emitida en 2001, pese a que su final era abierto y permitía una continuación que jamás hubo. Habrá otro sector que en su día defendiera al manga (pese al hiatus que tuvo) y que desde luego estará más contenta con la adaptación actual.
Recordemos que en estos ámbitos es bueno perseguir un punto medio y no hacer de la subjetividad y de los gustos personales una ciencia propia. En defensa de la primera adaptación hemos de decir que, si bien su final no es el mejor, los instantes anteriores a su finalización, en la pelea final, están a muy buena altura, tanto de animación como de historia, y si se ve de manera suelta. Sin el manga al lado no podríamos decir que es un mal anime, para nada. Fue esa última llamada que nunca fue respondida la que nos dejó a muchos en vilo por muchos años, hasta que unos nos pasamos al manga y otros han estado esperando este momento.
Y es con esta adaptación de la obra que ya cuenta con su final que veremos finalmente la adaptación al anime de la obra Shaman King en su totalidad. Nos puede extrañar que, entre toda esta vorágine de buenos animes actuales, una adaptación de un manga datado en el cambio de siglo reciba tan buena acogida. No sabemos hasta qué punto el apoyo de Netflix es crucial en este aspecto, pero desde luego sí que afecta al producto final y puede que, gracias a la multinacional roja, se haya podido asegurar la finalización del anime desde un principio.

Además, no podemos olvidar la importancia que tuvo la serie en su día. En el momento actual estamos viendo la vuelta de muchas obras de la década de los noventa, como se puede observar en Disney y en la industria de videojuegos (donde no es raro que veamos cada año remakes de juegos clásicos, Resident Evil es un ejemplo de esto). De manera que si sumamos el apoyo de Netflix comentado en el párrafo anterior y la importancia con la que carga la obra de Hiroyuki Takei, comprendemos que se esté emitiendo y gozando de una nueva popularidad, ya que está llegando a un nuevo público.

Mucho podríamos hablar de la multiculturalidad y la política que se deja ver en Shaman King; la China de Bason y la familia Tao, el Japón de los Asakura, los barrios marginales de los noventa en EE. UU. de Chocolove, la influencia literaria en Fausto o la cultura de las tribus americanas en los Pache. Todos son elementos que permiten que esta serie se mantenga a día de hoy. Desde luego, Takei estudió en profundidad, junto a la espiritualidad y filosofía que rodea la serie, distintas culturas y vio la manera de unirla en la que sería su historia más conocida.
Nos veremos —o nos leeremos— cuando llegue a su final la historia. Mientras tanto, disfrutad de ambas adaptaciones (la última, disponible en Netflix) y del manga (que está reeditando Ivrea). No podemos hacer más que recomendarla encarecidamente.
Y a vosotros, ¿qué os está pareciendo la nueva adaptación de Shaman King? ¡Nos lo podéis decir en comentarios o por redes sociales! Podéis seguirnos en Twitter, Instagram o en nuestro canal de Discord. ¡Recordad que también tenemos Patreon y una tienda de ropa anime! ¡Hasta la próxima!