¡Sean acogidos una vez más, adorables dangos! Hoy nos queremos sentar a charlar con vosotros sobre una de las novedades más recientes de Planeta Cómic, Volar como un pájaro, así que, sin más dilación… ¡procedemos a alzar el vuelo literario acompañados de todos vosotros!

Título: Volar como un pájaro.
Autor: Keiko Nishi.
Editorial: Planeta Cómic.
Género: recuentos de la vida.
Volúmenes: tomo único.
Páginas: 218 páginas en B/N.
Precio: 15,95 €.
Argumento
El tomo aglutina un total de cinco historias independientes entre sí, aunque con una temática en común: luchar por los sueños y encontrarse a uno mismo.
Estructura
De narración progresiva, mucho del mensaje que aglutina la obra se deja entrever con viñetas absolutamente visuales pero sumamente bucólicas, reflexivas y existencialistas. Son cinco historias relativamente breves, aunque con una bastante más extensa que las otras.
Si bien las primeras, con pequeños saltos temporales nos permiten ver un desarrollo de personajes, la última, paradójicamente, es la que más nos puede llegar a calar por tener una evolución más degustada. Es un paseo ligeramente más largo que los otros, es casi como si las historias previas fueran una suerte de teloneros o bocetos para la última de ellas.
Aspectos técnicos
Con unas líneas finas, dinámicas, suaves, pareciendo muchas veces bocetos y con un estilo muy noventero, la obra resulta ligera en su narrativa y en su trazo, pero no así en sus temáticas. El dibujo obedece ante todo al propósito de la obra, el ejercicio no es mirar la imagen, es ver a través de ella. Es entender qué se nos quiere narrar con metáforas visuales, porque ante todo, hasta las propias viñetas son sumamente metafísicas en sí mismas, incluso si uno no quiere hacer el ejercicio de detenerse y reflexionar.
Impresiones y reflexiones personales

En la primera historia, conectamos sin duda especialmente con la alegoría de la libertad y con la idea de superar las expectativas que puede tener la sociedad de cara al papel que desempeñemos a lo largo de nuestra vida. Cuando somos jóvenes, como el chico de la primera historia, da la sensación de que muchas veces da igual lo que queramos realmente nosotros, importa que alcancemos los estándares que se nos impone sobre lo que hay que ser o no al ser adulto.
La segunda historia enlaza un poco con el mismo concepto, pero ya más desde la perspectiva de la juventud. Aquí ya hemos empezado a desarrollar el suficiente raciocinio como para querer apartarnos de las cadenas del pasado, pero a la vez seguimos anclados en lastres de una impronta generada durante muchos años.
Tenemos el suficiente ahínco como para desear apartarnos, pero también nos asusta, nos genera duda… Porque es entregarnos a la incertidumbre más absoluta. Lo que ocurre es que a medida que una crece, descubre que es ahí donde comienza la auténtica libertad.
La tercera historia enlaza también con esta cuestión, pero es aún más interesante porque da una vuelta de tuerca al punto anterior. Muchas veces rechazamos algo porque se nos impone y realmente llegamos a creer que no lo anhelamos. Solo para descubrir que cuando se nos deja en total libre albedrío…, nos nace de manera natural.
A veces, por el intenso deseo de ir contracorriente, acabamos rechazando hasta partes intrínsecas de nuestra identidad. Aunque tampoco perdamos de vista que somos sujetos condicionados por nuestro entorno. Anhelamos las cosas porque en parte se nos ha educado para hacerlo… Pero tenemos, hasta cierto grado, una razón y capacidad crítica para rechazarlo o, como mínimo, esperar que sea diferente.

La cuarta historia es la más larga, pero quizá por ello la mejor de todas. Aborda todos los aspectos de volar, en su sentido literal y metafísico, es sin duda el culmen de la obra. Siguiendo la metáfora de alzar el vuelo, esta implica muchas cosas. Implica estar dispuesto a planear en el aire y tolerar esa incertidumbre que nos carcome la mente. También que la gente pueda emitir juicios sobre nosotros y nuestras decisiones, a menudo todos ellos fruto de la incomprensión.
Solo quien habita su propio corazón y su propia mente es conocedor de toda su historia, del por qué de sus decisiones y convicciones. Juzgar a los demás sin vivir dentro de ellos es como leer una única frase de la novela y pretender entender toda la obra. A veces ni tan siquiera engullendo toda la obra conseguirás entenderla.
Volar nos permite ser libres, pero también da miedo y angustia. Puede suponer que nos estrellemos, que nos muramos en el proceso…, sin nunca surcar los cielos o alcanzar nada. Puede ser la mayor fuente de felicidad o la decepción más absoluta. Pero el descubrimiento siempre es sin duda liberador, sea cual sea su desenlace.
Conclusiones finales
Volar como un pájaro no es desde luego una obra absolutamente indispensable en un catálogo de manga, pero sí que es una obra que si se hace el salto de valor de atreverse a disfrutarla, uno se ve gratamente recompensado. Es profunda, es agradable, es reflexiva, aunque no catártica al punto de marcar un antes y un después.
Es una opción sumamente notable, aunque no ciertamente sobresaliente. No obstante, también es cierto que en una obra de tan breve recorrido es complicado dejar una impronta como para resultar inolvidable. Ello no quita que su lectura sea ante todo un dulce y metafísico ejercicio.
Esperamos que os haya gustado nuestra recomendación de Volar como un pájaro y que os animéis a darnos, si es que os decidís por su lectura, vuestras opiniones tanto por nuestras distintas redes sociales como aquí en comentarios. ¡Un abrazo y esperamos compartir lecturas de nuevo con vosotros próximamente!