¡Bienvenidos, lectores y lectoras de Hanami Dango! Hoy os traemos la reseña del esperado Smiley, un nuevo manga de Arechi Manga, de Mitei Hattori; obra que ve por primera vez la luz en España y que nos sobrecogerá página tras página, usando solamente sonrisas.

Título: Smiley
Autor: Mitei Hattori
Traducción: Mikel García Alija
Editorial: Arechi Manga
Género: terror, thriller, religiones
Páginas: 184 páginas B/N.
Número de tomos: 1 (abierta, 8 en Japón).
Precio físico: 9,95€.
Argumento
Nos referimos con trama a la configuración artística que el autor, Mitei Hattori, ha elegido para configurar la historia, es decir, lo que cuenta la historia, el cómo se cuenta, es decir su estructura, lo veremos más adelante.
Yuji Kamome es un periodista independiente que ha perdido a su hija (Yui) en un trágico y desconocido accidente. Su vida ha quedado en un punto muerto, ya que, a la desesperación de tan tremenda pérdida, se le suma el abandono de su esposa (Megumi).
Un buen día su destino da un vuelco cuando dos miembros de la Hermandad del Corazón Sonriente, un grupo religioso del que jamás ha oído hablar, llaman a su puerta. En uno de los folletos de la Hermandad, Yuji reconoce la imagen de su esposa, con la que ha perdido todo contacto.
Por si esta situación no fuera suficientemente mala, en el trabajo a Yuji tampoco le va nada bien. Lleva un tiempo sin encontrar una noticia que consiga que tanto su periodico como él consigan más relevancia, lo que se traduce en pobres ganancias económicas.

Para ello cuenta con un as bajo la manga, Yuji tiene un amigo cercano policía, Uozomi, que cada vez tiene más importancia en el cuerpo de seguridad, y que le facilita a nuestro protagonista casos importantes de antemano para que tenga la primicia, para que pueda publicarlos en el periodico y que no le falte el pan.
Mientras quedan para tomar algo, Yuji le pregunta a Uozomi si conoce algo sobre de la Hermandad del Corazón Sonriente, a lo que el policía contesta asustado: «no te metas ahí, yo te llamaré cuando haya casos más impactantes, pero no te metas ahí»; ante esa respuesta, el protagonista prefiere no presionarle e ir por su parte a investigar a la Hermandad, apuntándose en ella.
Para ello, se arregla la barba y el pelo y acude directo a la Hermandad para entrar en esta formación religiosa, presentándose como Kohei Sato y dando un número de teléfono diferente. De esta manera intenta separar su vida personal y profesional de la falsa, creada para poder adentrarse en la Hermandad sin que le puedan rastrear.

En los días sucesivos en la oficina del periódico su jefe de redacción le pilla buscando información sobre la Hermandad del Corazón Sonriente. Este, al igual que su amigo policía, reacciona asustado y le pide que pare de buscar información sobre ellos, que no van a publicar nada sobre esta formación religiosa.
Más tarde, cuando ya se han ido los redactores, el jefe intenta borrar el historial de Yuji, cuando de repente una cara sonriente aparece en la ventana de la puerta. De esta manera el autor nos hace ver cómo la Hermandad controla no sólo los medios de comunicación, sino también a la policía, es decir, dos de los grandes poderes de la sociedad.
Durante los primeros días que va a la Hermandad del Corazón Sonriente, el papel que toma fundamentalmente es de observador. Continuamente se extraña de las actitudes que tienen los participantes en las actividades que realizan en las iglesias. Se nota que Yuji no está integrado en grupo y una superior se da cuenta de ello.

Suzumura es la encargada de guiar a los nuevos integrantes de la familia sonriente y es consciente de que algo ocurre con el señor Sato (realmente Yuji), por lo que le pregunta y él le responde que creía que iba poder estar tan feliz como parece una mujer en el folleto que le dejaron (señalando a su esposa).
La encargada le responde que esa señora no está en esta sucursal y que podrá acceder a ella si acumula «virtud», es decir, si paga más y se entrega con más pasión a la Hermandad, privándose de casi todas sus conexiones sociales. Llegados a este punto, podemos decir que esta organización es una secta sin ninguna duda.
Además, Suzumura en una conversación con el protagonista le hace ver lo importante que es confianza en la Hermandad, para que los adeptos puedan seguir mostrando esos rostros felices y le advierte: «para qué sonreír si no hay confianza mutua, es mejor estar con la cara desfigurada». Acto seguido, Uozomi le llama diciendo que tiene un caso donde han aparecido tres cuerpos con el rostro desfigurado, hecho que Yuji no tarda en relacionar con la secta.

Aunque se le podría llamar así desde mucho antes, debido a que así lo refleja el autor desde el momento en el que le dejan el folleto en la puerta, creemos que es en este momento cuando se reúnen los condicionantes suficientes para llamar secta a esta Hermandad.
A raíz de aquí, Yuji se introducirá más y más en la secta, conociendo a la fundadora, la Gran Shoen, y viéndose honrado (gracias a la «virtud que ha acumulado») a ir al cumpleaños del sucesor de la misma, el Gran Shoko. Una de las pruebas que pasa para poder ir a dicha fiesta es estar únicamente riendo durante tres días, sin comer ni beber, acabando totalmente ido de la cabeza y casi como uno más de la secta.
Lo ocurrido en la fiesta de cumpleaños del Gran Shoko, así como el caso de los cuerpos sin vida aparecidos sin rostro, os lo dejamos descubrir a ustedes mismos, así como otros detalles que no hemos querido destripar en esta introducción.
Estructura
Con estructura nos referimos a la forma en la que se cuenta la historia, es decir, su configuración artística, pero en el caso del manga y del cómic en general toma dos perspectivas: la narración textual y la narración visual.
En esta ocasión nos encontramos ante un mangaka que nos adelanta mediante la narración visual cómo es la Hermandad del Corazón Sonriente para que nosotros, como lectores, sepamos que no son para nada de fiar y que son, sin ninguna duda, una secta.
Además, durante todo el tomo encontramos una unión perfecta entre las dos narrativas, textual y visual, muchas veces reflejando la angustia o el terror con el dibujo y potenciándolo con el texto o viceversa.

Sobre la temática de la sonrisa como punto central de la secta conocida como Hermandad del Corazón Sonriente, nos parece fabuloso. El autor, en lugar de irse a religiones conocidas mediantes las que hacer una crítica, prefiere crear la suya propia.
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Y lo hace con todos los elementos propios de las religiones y tornando algo que por norma general aceptamos como un buen gesto (la sonrisa) en una mueca realmente horripilante y desagradable. Esto se consigue mediante varios procesos: la exageración de la sonrisa (y de las situaciones en las que se hace), la repetición de la misma y el uso de esta como respuesta a todo.
Estamos, de nuevo, ante las bases de una secta a la que tenemos que añadir lo que muy sutilmente Hattori ha incorporado al control de agentes sociales y políticos, los medios de comunicación y de las fuerzas de seguridad, por lo que no nos extrañaría que también tenga contacto con las élites políticas.
De esta manera el autor mantiene al lector en una situación que le va sobrecogiendo cada vez más, aumentando para ello la tensión del momento, poniendo al protagonista en situaciones que le mantienen al límite de ser atrapado por parte de los miembros de la secta o descubriendo cosas cada vez más perversas sobre la Hermandad del Corazón Sonriente.

Como conclusión, por si no ha quedado suficientemente claro durante toda la reseña, esta obra nos ha encantado, la recomendamos y continuaremos su lectura. ¿Habéis sonreído hoy? Os recordamos que también está disponible el segundo tomo. Os leemos en comentarios y por Twitter. Podéis seguirnos en Twitter, Instagram, Twitch o en nuestro canal de Discord. ¡Recordad que también tenemos Patreon! ¡Nos leemos en la próxima!