¡Bienvenidos todos, queridos seguidores de Hanami Dango! Hoy hemos decidido presentaros esta reseña del más que reconocido manga de Kengo Hanazawa, I am a Hero, aprovechando la Edición Integral que trae a España Norma Editorial. Estamos hablando de una obra que estuvo serializándose en Japón desde el año 2009 hasta 2017, pero que a pesar de los años transcurridos sigue al pie del cañón.
Título: I am a Hero.
Autor: Kengo Hanazawa.
Editorial: Norma Editorial.
Páginas: 664. B/N + 24 color. Tamaño 14,8 x 21.
Género: acción, terror.
Precio: 24,95 €.
Formato: rústica con sobrecubierta.
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A sus 35 años, Hideo está atrapado en una vida mediocre, sufre continuas alucinaciones y está empezando a perder la razón, manteniendo filosóficas conversaciones con su amigo imaginario. Pero cuando el pánico y el caos se desatan en Tokio descubre, aterrorizado, que la realidad es mucho más espeluznante que sus fantasías. ¿Tendrá lo que hay que tener para ser un héroe?
Un apocalipsis zombi muy humano
Nuestro protagonista es Hideo Suzuki, y es el protagonista menos típico posible en una obra apocalíptica. A pesar del título, Hideo es lo menos heroico que te puedes imaginar. I am a Hero nos presenta a un mangaka frustrado, que tuvo su oportunidad y fracasó. Con una novia obsesionada con su ex. Con un trabajo estresante y nada satisfactorio. Y por si fuera poco, al borde de la locura: con paranoias, terrores nocturnos y unas cuantas alucinaciones incluidas.
Yo no tengo nada que ver con esto. Soy un personaje secundario entre los secundarios.
Hideo Suzuki
La forma en la que el mundo se llena de muertos vivientes tampoco es como se nos suele contar: el brote no llega de golpe. Nadie se despierta un día y de repente el mundo ya no es como era. Aquí todo pasa despacio, dentro de lo cotidiano. Y eso resulta de lo más perturbador. Hanazawa ha sido capaz de hacer de un apocalipsis zombi algo realista y natural.
No es la típica historia moralista que gira en torno a la superación personal en la que el protagonista puede con todo y sale fortalecido batalla tras batalla. Lo que hace más realista a Hideo es que nunca sabes si puedes confiar en él. No tienes por qué estar de acuerdo con sus decisiones. Precisamente por eso, porque son sus decisiones, no las tuyas, ni las correctas. Se comporta exactamente como se comportaría si fuese una persona real con los problemas mentales que ya acarreaba, pero enfrentándose a situaciones límite, una detrás de otra.
Conociendo un poco al autor
Que Kengo Hanazawa es conocido sobre todo por I am a Hero no lo vamos a poner en duda en esta reseña, pero su carrera, desde luego, no queda ahí. Nuestro autor dio sus primeros pasos como asistente del mangaka Osamu Uoto —autor de Tierra, Sangre, Conocimiento: Sobre el movimiento de la Tierra—.
Sus obras más conocidas son: Ressentiment, un seinen que sigue a un solitario hombre que halla consuelo en los «brazos» de su chica virtual; Boys on the Run, una comedia dramática que nos presenta a un joven vendedor que ha fracasado estrepitosamente en el amor y en la vida en general; y Under Ninja, que continúa en serialización y trata sobre unos ninjas urbanos ubicados en la actualidad de Japón.
Lo que podemos afirmar de Hanazawa es que tiene un estilo muy característico. Narrativamente, podemos identificarlo por una fijación por los protagonistas masculinos con perfil de perdedores, inadaptados, con trabajos mediocres y enfrentados a situaciones extremas, a los que trata con una buena carga de sentido del humor. En cuanto a su estilo artístico, es de tono hiperrealista, con un nivel de detalle que hace resaltar lo cotidiano dentro de lo perturbador.
¿Un manga más de zombis?
Eso es justo lo primero que se te viene a la cabeza cuando es tu primera vez frente a I am a Hero. Nada más lejos de la realidad. Y esto es precisamente lo que pretendemos argumentar en esta reseña, que estamos ante una historia de zombis completamente atípica. I am a Hero es toda una experiencia: te va a sorprender, es completamente impredecible; es una historia profundamente humana en la que lo interesante no es tanto la supervivencia, como la identidad, el miedo y la locura; y además te va a incomodar, y no son siempre los zombis lo que más desagrada, créenos.
Además, en esta obra no nos encontramos con los típicos zombis lentos que arrastran los pies al andar. En estos hay fuertes remanentes de sus pasados. Los muertos vivientes de Hanazawa repiten frases de su día a día, son capaces de correr y los hay que incluso conservan ciertos rasgos de su personalidad. Todo esto consigue sumar un grado más a lo perturbadora que puede resultar la obra, ya que la línea que separa al muerto viviente y al ser humano que fue es mucho más delgada de la que nos solemos encontrar en otras obras del género.
La verdad es que he tenido una vida de mierda… esta es la primera vez que me siento vivo de verdad.
Mitani
Por otro lado, en la mayoría de obras de este género la trama está enfocada en encontrar una cura para el virus que ha provocado el apocalipsis o en derrotar a un «superenemigo». En este aspecto, de nuevo, I am a Hero es diferente al resto. Entre susto y susto y con unas risas de por medio, Hanazawa se dedica a plantearnos cuestiones más profundas, como esa fina línea que separa al monstruo de la persona, o la locura de la cordura.
Crítica social
Con I am a Hero, Hanazawa retrató de una forma quizá poco sutil el aislamiento en el que se ve inmersa la sociedad japonesa actual. Incluso después del desmoronamiento social, los personajes no logran conectar entre ellos. Sus diferencias, los prejuicios, incluso la costumbre, hacen que ni siquiera en un mundo prácticamente hundido, puedan unirse para sobrevivir juntos.
Si observamos a los infectados, nos damos cuenta de que estaban tan inmersos en sus rutinas que continúan mostrando sus obsesiones como los autómatas que eran en vida. Es casi como una evolución natural de una enfermedad que ya se estaba extendiendo en silencio desde hacía años.
Si siempre que intentas hacer algo te dicen que no lo hagas porque te podrías hacer daño, acabas sin saber muy bien qué hacer y te conviertes en un pelele.
Hideo Suzuki
Hideo es el vivo retrato de ese aislamiento clásico japonés. Es un treintañero atrapado en un trabajo que odia, inmerso en una relación que no parece aportarle nada, sin un círculo social en el que apoyarse. Es fácil pensar en nuestro protagonista prácticamente como el primer muerto viviente de la historia. Incluso parece tan necesitado de esos vínculos emocionales que dentro de sus alucinaciones mantiene conversaciones con amigos —o enemigos— que no es capaz de encontrar en el mundo real.
Dosis de humor negro
El humor grotesco es otro puntazo que hemos querido destacar en esta reseña. Y es que no tiene desperdicio. Cuando estás leyendo I am a Hero no te quieres reír, porque sabes que no está bien reírse de ciertas cosas, pero no lo puedes evitar. Hay momentos en los que el humor es utilizado de una manera tan magistral como solo Hanazawa sabe hacer. No sirve para rebajar la tensión, sino todo lo contrario: el humor sirve claramente para aumentar el tono desconcertante que el autor desea transmitir.
Ojalá fuera solo una paranoia.
Hideo Suzuki
Cuando los muertos vivientes no paran de repetir frases cotidianas mientras tratan de devorar a quien tengan cerca, se genera un contraste tan absurdo que resulta hilarante. Como cuando Hideo hace sus bailes en pleno ataque de pánico. Estamos antes situaciones horribles, que de tan incómodas resultan cómicas.
Es ese contraste entre lo realista y lo absurdo lo que Hanazawa ha sabido hilar perfectamente a base de un sentido del humor que engancha. Logra que el lector se sienta incómodo y que, al mismo tiempo, no pueda parar de pasar páginas.
El arte del realismo
Otro de los apartados que ha convertido a I am a Hero en una obra de culto y que queremos destacar en esta reseña es el dibujo hiperrealista. La ambientación de esta obra es del todo impresionante. Podemos contemplar Tokio a un nivel prácticamente fotográfico. Las estaciones, las calles, los comercios, son tan reales que se puede pasear fácilmente por Tokio y decir: «por aquí pasó Hideo».
Pero no son solo los fondos los que destacan por su realismo, sino también los objetos, el mobiliario, las armas, los personajes… ¿Y qué reacción persigue Hanazawa infundir en el lector? Un horror real. Y desde luego que lo consigue. Que todo resulte tan cercano cuando el terror es el protagonista es incómodo cuando menos.
El ritmo es perfecto y la atmósfera inmejorable. Hanazawa sabe cómo lograr que el lector se sumerja en su mundo y no duda en utilizar todas sus armas: encuadres cinematográficos, detalles hiperrealistas y humor grotesco.
La expresividad que transmiten los rostros de los personajes es tan realista que casi no es necesario un contexto para saber qué está sintiendo cada uno en un momento determinado. Y estas emociones tan logradas logran intensificar el horror en los momentos clave.
Resumiendo
La edición integral que Norma Editorial nos ha traído es un auténtico lujazo que no puede faltar en la estantería de todo otaku que se precie, o de cualquiera fan del género zombi o apocalíptico. Es una obra de culto en el formato que merece.
Kengo Hanazawa fue capaz de alcanzar la cima en este género con una obra tan original como realista. El lado humano de la decadencia de la sociedad queda perfectamente retratado en esta historia con un apartado artístico inmejorable.
No cabe la menor duda de que Hideo es el protagonista ideal para todo lo que Hanazawa quiso transmitir en I am a Hero: un muerto viviente rodeado de zombis. Hay momentos en los que se puede sentir repulsión hacia él, otros en los que casi se puede empatizar, pero lo que está claro es que, igual que la obra, no deja indiferente a nadie, y esta es justo una de las definiciones del arte.
¿Qué opináis vosotros? ¿I am a Hero ya forma parte de vuestra colección, o estáis deseando tenerlo en vuestra estantería? Como siempre, estamos encantados de leeros en comentarios, ya sea por aquí o a través de nuestras redes sociales. Nos leemos en la próxima reseña. ¡Un abrazo a todos!
