¡Bienvenidos al club de investigación audiovisual, seguidores de Hanami Dango! Tras el vídeo sobre El Hundimiento de Japón: 2020, hoy os traemos una crítica sobre la otra serie que ha realizado este año el director Masaaki Yuasa junto a su estudio, Science SARU, y que fue una de las series a destacar durante la temporada de invierno: Keep Your Hands Off Eizouken (Eizōken ni wa Te o Dasu na!).
La premisa nos presenta a tres estudiantes de instituto cuyo objetivo es el de poder crear sus propios animes, como si de un pequeño estudio de animación se tratase. Este particular grupo lo forman Asakusa Midori, gran fan del anime y que llevará su increíble imaginación al papel como dibujante y directora, Mizusaki Tsubame, modelo juvenil e idol de la escuela que se encargará de la animación que tanto le fascina, y Kanamori Sayaka, quien tratará como productora de devolver a la realidad al dúo creativo. Además, tendrán que demostrar sus resultados como el club de investigación audiovisual o Eizouken para evitar que el restrictivo consejo escolar las deje sin recursos o les cierre el club.
Este punto de partida no es para nada nuevo, puesto que ya existen variedad de animes y mangas que tratan el proceso artístico y profesional para crear una obra, ya sea anime (Shirobako), manga (Bakuman), películas (Millennium Actress) o videojuegos (New Game!).
El punto fuerte de Keep Your Hands Off Eizouken reside en como, a partir del manga escrito por Sumito Ōwara que descubrió Yuasa buscando su propio nombre por internet, los animadores del estudio han plasmado una pasión tal que esta adaptación se sienta como una carta de amor hacia su profesión.
El ejemplo más obvio de esto son las escenas que nos encontramos cuando el trío fantasea a lo grande con las ideas que quieren plasmar en sus obras o cuando muestran sus cortos de animación ya finalizados. La pregunta es: ¿cómo consigues plasmar de forma que destaque una animación dentro de lo que ya es una animación? En este caso, se opta por quitar capas de detalle al trabajo, como si se tratase de un anime a terminar pero que, como representación conceptual y junto a la banda sonora que acompaña, da un resultado magnífico para estos momentos que suele haber en casi todos los episodios de la serie.
Pese a ser estas situaciones lo más visible dentro de cada uno de los capítulos, la serie está llena de pequeños detalles o escenas completas donde, rompiendo la cuarta pared de forma indirecta o muy directa, se nos muestran detalles y curiosidades del proceso de creación.
Artes conceptuales o storyboards se entremezclan con situaciones tales como bajones en la calidad del dibujo al hablar sobre en qué escenas hay que centrar más recursos, usar planos de cámara concretos para explicar la propia funcionalidad de dicho encuadre o mantener el mismo efecto de pisadas con distintos calzados y superficies para mostrar la importancia de unos buenos efectos de sonido. Incluso el ending se aprovecha del tópico de los protagonistas corriendo para mostrarnos diferentes estilos de movimientos como la evolución en los detalles de estos.
Por otro lado, el equipo tras Eizouken tampoco se olvida de las cosas malas que hay en la industria del anime, puesto que no se omiten cosas como los inconvenientes de tratar con los clientes que quieren las animaciones y los sobreesfuerzos que llevan a las horas extras o la pérdida de sueño producto del probablemente mayor enemigo que tiene el club: la fecha límite, siendo también la principal causa de frustración, al tener que limitar sus esfuerzos en ciertas áreas para poder terminar a tiempo. De esta manera se producen escenas donde el público (tanto nosotros como los secundarios) se fascina de su trabajo mientras ellas solo pueden ver multitud de fallos.
Todo esto en su conjunto nos hace sentir como si la serie no fuese una adaptación sino un mensaje del propio equipo de Science SARU en el que nos dicen lo mucho que les gusta su trabajo pese a todos los inconvenientes que conlleva.
El trío de protagonistas es otro de los aciertos de la obra. Sus diseños y comportamientos las hacen únicas y completamente identificables las unas de las otras, lo cual se llega a apreciar desde que ves ese opening (realizado por el animador español Abel Góngora) que ha dado lugar a tantos memes en redes sociales. Sus diversas travesuras resultan de los más divertidas y pueden recordar a la serie ya clásica de Cartoon Network Ed, Edd y Eddy pero, cuando se ponen manos a la obra, cambian parte de esa diversión, aunque no toda, por la motivación de poder hacer lo que les apasiona. Esto se ve complementado por ocasionales flashbacks que nos llevarán a entender de donde proviene esta pasión por sus respectivos campos y que las ha llevado a tener ciertos conocimientos en ellos que no son habituales en chavales de su edad.
Este conjunto de imaginación explosiva y personajes apasionados se ve acompañado por una ciudad igual de particular que ellas. De esto son conscientes las propias protagonistas, siendo la propia Asakusa la que comenta que es un lugar perfecto en el que poder ambientar un anime. Y no es para menos porque, más que una localización, parece una anarquía urbanística que podría pasar por la hermana colorida de la Hole de Dorohedoro, con edificios colocados de forma absurda dando lugar a múltiples recovecos o situaciones tan absurdas como que el reloj del instituto sea imposible de ver para los estudiantes. La guinda que corona el pastel que resulta esta serie.
Keep Your Hands Off Eizouken es probablemente la serie más «normal» que ha realizado Masaaki Yuasa en su extensa trayectoria. Con solo 12 episodios sabe a poco, pero no nos cabe duda de que será un elemento común en las listas de los mejores animes de este año.
En conclusión, si todavía no la has visto, debería ser un visionado obligatorio por su peculiar acercamiento a un mundo que fascina a tantos. Dicho todo esto, solo nos queda decir una última cosa: Easy Breezy.
¡Y hasta aquí llega la crítica de de hoy! ¿Vosotros habéis visto Keep Your Hands Off Eizouken!? ¿Qué opináis del anime? ¡Si os ha gustado el post no dudéis en compartirlo por redes sociales! ¡Gracias por leer hasta aquí!
